El saludo:
El saludo militar es algo más complicado que lo que pretenden reportar quienes critican la incoherencia semántica de ¨patria, socialismo o muerte¨. Fuentes españolas señalan que el saludo militar constituye la expresión sincera del respeto mutuo, disciplina y unión espiritual entre todos los miembros de las Fuerzas Armadas. Incluso el saludo es parte de un protocolo terriblemente complejo, que varía según la ocasión, al respecto puedo referir una de las variantes en España, que rige su ejecución ante la bandera o estandarte de unidades y que reza lo siguiente: ¨Cuando la Bandera o Estandarte se encuentra a pie firme, seis pasos antes girará la cabeza y dirigirá hacia ellos la mirada hasta llegar a su altura, en cuyo momento se detendrá, cuadrará y dará frente llevando la mano al primer tiempo del saludo e inclinando la cabeza con energía, sin variar la posición de la mano, seguidamente levantará la cabeza, cesando en el saludo, deshaciendo a continuación el giro y reanudando la marcha¨. Sin la intensión de considerar, o no, si la reverencia impuesta en la revolución contiene elementos de respeto mutuo, disciplina y unión espiritual, me permito realizar algunos aportes para complementar el saludo rebelde y así hacerlo algo menos ridículo. Para empezar el saludo debe usarse exclusivamente entre militares (sin reírse) y así evitar el esfuerzo que implica repetir el mensaje a cada rato y en cada instancia de la administración pública volviendo al mismo un adefesio, cosa que ya sucede, y lo digo ya que por un error, al intentar comunicarme con una dependencia del Ministerio de Interior y Justicia (al parecer pulsé una tecla que me llevó a otra parte) fui amablemente atendido con el ¨patria, socialismo o muerte¨, buenos días, en una institución claramente civil. Como segundo aporte recomiendo que el saludo debe ser reglamentado por medio de una norma especial, estricta y formal, que lo incorpore a todos los actos en donde el militar hace vida, ya que la práctica puede llevar a que la venia sea acompañada (espontáneamente) por una serie de movimientos poco prudentes, que pueden semejar a la danza que realizan los power rangers como paso previo a su transformación. Y lo digo con el mayor respeto posible, porque al no haber salida dentro de la disciplina para decir que no, deben por fuerza instrumentarse mecanismos para hacer menos humillante la práctica, recuerden que el mundo militar contiene postulados imposibles de entender y tolerar para el mundo civil, como aquel que establece que ¨ cualquiera que sea su grado acatará las órdenes de sus jefes. Si considera su deber presentar alguna objeción la formulará ante su inmediato superior, siempre que no perjudique a la misión encomendada, en cuyo caso la reservará hasta haberla cumplido¨ Las citas antes comentadas provienen de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas Españolas, que fueron las referencias que encontré disponibles en un panfleto olvidado en casa de un amigo gallego, comunista y bebedor (como debe ser), y las traigo a colación con el animo que se cree una normativa que permita que el desvarío no se enquiste entre quienes están armados y también porque existe un aroma viciado en el aire que nubla la vista y que está en la búsqueda de justificar una rebelión militar en contra de quien, por capricho y quien sabe por que, intenta que el respeto del estamento militar ante el poder civil se quiebre a punta de imponer absurdos, que a simple vista y de afuerita, denigran a los sujetos de verde oliva.
El saludo militar es algo más complicado que lo que pretenden reportar quienes critican la incoherencia semántica de ¨patria, socialismo o muerte¨. Fuentes españolas señalan que el saludo militar constituye la expresión sincera del respeto mutuo, disciplina y unión espiritual entre todos los miembros de las Fuerzas Armadas. Incluso el saludo es parte de un protocolo terriblemente complejo, que varía según la ocasión, al respecto puedo referir una de las variantes en España, que rige su ejecución ante la bandera o estandarte de unidades y que reza lo siguiente: ¨Cuando la Bandera o Estandarte se encuentra a pie firme, seis pasos antes girará la cabeza y dirigirá hacia ellos la mirada hasta llegar a su altura, en cuyo momento se detendrá, cuadrará y dará frente llevando la mano al primer tiempo del saludo e inclinando la cabeza con energía, sin variar la posición de la mano, seguidamente levantará la cabeza, cesando en el saludo, deshaciendo a continuación el giro y reanudando la marcha¨. Sin la intensión de considerar, o no, si la reverencia impuesta en la revolución contiene elementos de respeto mutuo, disciplina y unión espiritual, me permito realizar algunos aportes para complementar el saludo rebelde y así hacerlo algo menos ridículo. Para empezar el saludo debe usarse exclusivamente entre militares (sin reírse) y así evitar el esfuerzo que implica repetir el mensaje a cada rato y en cada instancia de la administración pública volviendo al mismo un adefesio, cosa que ya sucede, y lo digo ya que por un error, al intentar comunicarme con una dependencia del Ministerio de Interior y Justicia (al parecer pulsé una tecla que me llevó a otra parte) fui amablemente atendido con el ¨patria, socialismo o muerte¨, buenos días, en una institución claramente civil. Como segundo aporte recomiendo que el saludo debe ser reglamentado por medio de una norma especial, estricta y formal, que lo incorpore a todos los actos en donde el militar hace vida, ya que la práctica puede llevar a que la venia sea acompañada (espontáneamente) por una serie de movimientos poco prudentes, que pueden semejar a la danza que realizan los power rangers como paso previo a su transformación. Y lo digo con el mayor respeto posible, porque al no haber salida dentro de la disciplina para decir que no, deben por fuerza instrumentarse mecanismos para hacer menos humillante la práctica, recuerden que el mundo militar contiene postulados imposibles de entender y tolerar para el mundo civil, como aquel que establece que ¨ cualquiera que sea su grado acatará las órdenes de sus jefes. Si considera su deber presentar alguna objeción la formulará ante su inmediato superior, siempre que no perjudique a la misión encomendada, en cuyo caso la reservará hasta haberla cumplido¨ Las citas antes comentadas provienen de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas Españolas, que fueron las referencias que encontré disponibles en un panfleto olvidado en casa de un amigo gallego, comunista y bebedor (como debe ser), y las traigo a colación con el animo que se cree una normativa que permita que el desvarío no se enquiste entre quienes están armados y también porque existe un aroma viciado en el aire que nubla la vista y que está en la búsqueda de justificar una rebelión militar en contra de quien, por capricho y quien sabe por que, intenta que el respeto del estamento militar ante el poder civil se quiebre a punta de imponer absurdos, que a simple vista y de afuerita, denigran a los sujetos de verde oliva.