Pacto Renovado.
Jardines de Guacuco, domingo 3 de febrero, 9 a.m. Marie descorchó la botella de vino y se sirvió, Ricardo se excusó argumentando ratón moral por haber perdido 3 palos la noche anterior y el Flaco pidió un trago doble para matar el ratón moral por haber perdido 3 palos la noche anterior. El encuentro tenía como finalidad intentar abortar la renovación del pacto, por 3 años más, que obligaba brindarle a Antonio todo lo que consumiese en dicho lapso, como había pasado desde el inicio de los tiempos. Los tres sabían que la salida estaba en convencer a los encargados de ¨El Sol¨ que le pagasen por sus artículos, ya que, si el infeliz podía cancelar sus tragos, podían romper la promesa. La señora bajó las escaleras con el seño fruncido, está vez no podía reclamarle al Marie por beber desde temprano y para distraer su molestia se ofreció llamar a su padre, para que este se comunicara con el Gobernador y así interceder para lograr algo a favor del desgraciado. Casa de la Gobernación, domingo 3 de febrero, 9,01 a.m. El gobernador consumía lentamente un habano, salpicado de miel y ron, cuando recibió una llamada que no esperaba. En la otra línea se encontraba el Dr., quien a regañadientes le hacía un favor a su hija. Luego de unos segundos de saludos mutuos (respetuosos y distantes) la respuesta dejó helada a la Restinga, - Lo siento amigo, pero no voy a pedirle a Dany nada que no tenga relación con las elecciones de este año. Jardines de Guacuco, domingo 3 de febrero, 10,30 a.m. La gentil señora se había unido al grupo (ella sin beber) atormentada por la negativa del Gobernador de intervenir por el mal amigo, quien ella supo desde siempre que no servía para nada. Los compañeros decidieron destapar ahora una botella de Limoncello para así renovar los votos ante la certeza que el pendejo ese nunca iba a tener un trabajo remunerado. El flaco, para colmo de males, expuso la petición de Antonio que le otorgaran un préstamo en especie, para reponer el vacío que dejaron las fiestas navideñas en el gabinete de su cocina y de esa manera hacerse de un tri-pack de Escoses, que tanta falta le hace. Marie, visiblemente molesto y luego de ser el voto negativo en la renovación del pacto (el mismo fue aprobado por mayoría simple) entregó un billete falso de cien. Ricardo, quien para ese momento ya tomaba con furia, entregó una ficha rosada del extinto Lagunamar. El flaco, como siempre, se hizo el loco ante la burla monetaria y se dispuso (previo servicio de un trago triple en vaso plástico) a comprar el tri-pack, con la esperanza de beberse media botella luego de entregada la comisión. Mientras tanto, cómodamente instalado bebiendo una taza de café arábico, Antonio recibía una llamada, que podría ser de ¨El Sol¨ y que no atendió, por la certeza que la balanza se inclinaría hacía los tres litros de Etiqueta. La mente de nuestro héroe navegaba en un mar de reflexiones que servirían para construir su artículo semanal y como eran pensamientos serios, no había posibilidad de hablar sobre el 4 de febrero.
Jardines de Guacuco, domingo 3 de febrero, 9 a.m. Marie descorchó la botella de vino y se sirvió, Ricardo se excusó argumentando ratón moral por haber perdido 3 palos la noche anterior y el Flaco pidió un trago doble para matar el ratón moral por haber perdido 3 palos la noche anterior. El encuentro tenía como finalidad intentar abortar la renovación del pacto, por 3 años más, que obligaba brindarle a Antonio todo lo que consumiese en dicho lapso, como había pasado desde el inicio de los tiempos. Los tres sabían que la salida estaba en convencer a los encargados de ¨El Sol¨ que le pagasen por sus artículos, ya que, si el infeliz podía cancelar sus tragos, podían romper la promesa. La señora bajó las escaleras con el seño fruncido, está vez no podía reclamarle al Marie por beber desde temprano y para distraer su molestia se ofreció llamar a su padre, para que este se comunicara con el Gobernador y así interceder para lograr algo a favor del desgraciado. Casa de la Gobernación, domingo 3 de febrero, 9,01 a.m. El gobernador consumía lentamente un habano, salpicado de miel y ron, cuando recibió una llamada que no esperaba. En la otra línea se encontraba el Dr., quien a regañadientes le hacía un favor a su hija. Luego de unos segundos de saludos mutuos (respetuosos y distantes) la respuesta dejó helada a la Restinga, - Lo siento amigo, pero no voy a pedirle a Dany nada que no tenga relación con las elecciones de este año. Jardines de Guacuco, domingo 3 de febrero, 10,30 a.m. La gentil señora se había unido al grupo (ella sin beber) atormentada por la negativa del Gobernador de intervenir por el mal amigo, quien ella supo desde siempre que no servía para nada. Los compañeros decidieron destapar ahora una botella de Limoncello para así renovar los votos ante la certeza que el pendejo ese nunca iba a tener un trabajo remunerado. El flaco, para colmo de males, expuso la petición de Antonio que le otorgaran un préstamo en especie, para reponer el vacío que dejaron las fiestas navideñas en el gabinete de su cocina y de esa manera hacerse de un tri-pack de Escoses, que tanta falta le hace. Marie, visiblemente molesto y luego de ser el voto negativo en la renovación del pacto (el mismo fue aprobado por mayoría simple) entregó un billete falso de cien. Ricardo, quien para ese momento ya tomaba con furia, entregó una ficha rosada del extinto Lagunamar. El flaco, como siempre, se hizo el loco ante la burla monetaria y se dispuso (previo servicio de un trago triple en vaso plástico) a comprar el tri-pack, con la esperanza de beberse media botella luego de entregada la comisión. Mientras tanto, cómodamente instalado bebiendo una taza de café arábico, Antonio recibía una llamada, que podría ser de ¨El Sol¨ y que no atendió, por la certeza que la balanza se inclinaría hacía los tres litros de Etiqueta. La mente de nuestro héroe navegaba en un mar de reflexiones que servirían para construir su artículo semanal y como eran pensamientos serios, no había posibilidad de hablar sobre el 4 de febrero.
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