NO es NO:
Una de las razones mas coherentes para votar NO en el próximo evento electoral (que el ex facilitador se empeña en convertir en plebiscito) me llegó por correo hace unos días. La misma tiene la particularidad de venir de un sujeto estudioso del derecho, que en forma seria desmembró el proyecto de reforma, y que, por convicción, fue uno de los primeros que apoyó la constitución del año 1.999 desarrollando una particular forma de enfrentar juicios por medio de lo que se conoce como ¨aplicación difusa de la norma constitucional¨ (no me crean mucho, que en este punto solo escribo lo que me viene a la memoria). Esta persona argumenta lo siguiente: ¨En este estado de cosas, definir una inclinación hacia un modelo constitucional que consagre tendencias políticas (socialismo), que si bien tienen mucho que aportar, no pueden ser exclusivas ni excluyentes de otras tendencias. Yo admito las tendencias en los partidos políticos, y de ahí que sea apoyado un plan de la nación que consagre tendencias de este estilo, pero no quiero que Venezuela se defina con un modelo que fracasó hace mucho tiempo, pues estaríamos condenándola al mismo destino¨. En ese plano puedo agregar que la propuesta pretende excusar (con el cuento social) a la errática conducta del poder ejecutivo (con la complicidad de los cobardes representantes de los otros poderes) y que por justas razones, ha tomado atajos, amparándose en la bendita emergencia que no cesa, para producir eventos de atención popular cuya liquidación de fondos públicos ha procurado el incremento de la corrupción, ahora roja rojita y sin tapujos. Lo que me parece interesante y es producto de conversaciones en sobriedad, es que mi estimado jurisconsulto es un enamorado de las pautas constitucionales que rigen al proceso bolivariano, cuyos aportes en la protección de derechos individuales y colectivos nos hacen ver como un país de primer mundo en esa materia, pero, por falta de voluntad política (y eficacia) de los mismos muchachos boliburgueses, el desarrollo de la norma y la puesta en práctica no se ha hecho ni se hará, ya que perjudicaría gravemente el desorden que permite el delito permanente contra el fisco. Lo que está en juego no es la permanencia o no del presidente en su cargo, tampoco esta en juego la continuidad del proceso bolivariano, cuyas pautas están condensadas de forma integral en la constitución vigente, y por supuesto tampoco está en juego la continuidad o no de las misiones, ya que abortarlas en este momento produciría un agravamiento en las condiciones de vida de los mas necesitados (con consecuencias violentas), quienes si bien es cierto están siendo incorporados de manera informal al sistema de atención pública, están bien distantes de considerarse incluidos a lo que, de la boca para afuera, conocemos como sociedad. Lo que sí está en juego es la posibilidad de instaurar un proceso caprichoso, sin control formal de otros poderes públicos, y que depende en exclusiva del ánimo del gran pendenciero y su visión peculiar de las cosas. En otras palabras, buche y pluma para permitir la autocracia y la consolidación de castas privilegiadas que chuparán hasta agotar líquidos vitales de todo cuanto nos rodea. Bueno, eso creen ellos. Votemos NO para dejar la belleza como está y no deformar su apariencia para complacer intereses de sujetos que fracasan en su gestión, produciendo gran prosperidad para ellos, y para su entorno, al mismo tiempo. Esta semana no debemos distraernos del objetivo, por más que nuestro prócer quiera romper relaciones con el resto del mundo para satisfacer su ego herido. La consigna es una sola: no es no.
Una de las razones mas coherentes para votar NO en el próximo evento electoral (que el ex facilitador se empeña en convertir en plebiscito) me llegó por correo hace unos días. La misma tiene la particularidad de venir de un sujeto estudioso del derecho, que en forma seria desmembró el proyecto de reforma, y que, por convicción, fue uno de los primeros que apoyó la constitución del año 1.999 desarrollando una particular forma de enfrentar juicios por medio de lo que se conoce como ¨aplicación difusa de la norma constitucional¨ (no me crean mucho, que en este punto solo escribo lo que me viene a la memoria). Esta persona argumenta lo siguiente: ¨En este estado de cosas, definir una inclinación hacia un modelo constitucional que consagre tendencias políticas (socialismo), que si bien tienen mucho que aportar, no pueden ser exclusivas ni excluyentes de otras tendencias. Yo admito las tendencias en los partidos políticos, y de ahí que sea apoyado un plan de la nación que consagre tendencias de este estilo, pero no quiero que Venezuela se defina con un modelo que fracasó hace mucho tiempo, pues estaríamos condenándola al mismo destino¨. En ese plano puedo agregar que la propuesta pretende excusar (con el cuento social) a la errática conducta del poder ejecutivo (con la complicidad de los cobardes representantes de los otros poderes) y que por justas razones, ha tomado atajos, amparándose en la bendita emergencia que no cesa, para producir eventos de atención popular cuya liquidación de fondos públicos ha procurado el incremento de la corrupción, ahora roja rojita y sin tapujos. Lo que me parece interesante y es producto de conversaciones en sobriedad, es que mi estimado jurisconsulto es un enamorado de las pautas constitucionales que rigen al proceso bolivariano, cuyos aportes en la protección de derechos individuales y colectivos nos hacen ver como un país de primer mundo en esa materia, pero, por falta de voluntad política (y eficacia) de los mismos muchachos boliburgueses, el desarrollo de la norma y la puesta en práctica no se ha hecho ni se hará, ya que perjudicaría gravemente el desorden que permite el delito permanente contra el fisco. Lo que está en juego no es la permanencia o no del presidente en su cargo, tampoco esta en juego la continuidad del proceso bolivariano, cuyas pautas están condensadas de forma integral en la constitución vigente, y por supuesto tampoco está en juego la continuidad o no de las misiones, ya que abortarlas en este momento produciría un agravamiento en las condiciones de vida de los mas necesitados (con consecuencias violentas), quienes si bien es cierto están siendo incorporados de manera informal al sistema de atención pública, están bien distantes de considerarse incluidos a lo que, de la boca para afuera, conocemos como sociedad. Lo que sí está en juego es la posibilidad de instaurar un proceso caprichoso, sin control formal de otros poderes públicos, y que depende en exclusiva del ánimo del gran pendenciero y su visión peculiar de las cosas. En otras palabras, buche y pluma para permitir la autocracia y la consolidación de castas privilegiadas que chuparán hasta agotar líquidos vitales de todo cuanto nos rodea. Bueno, eso creen ellos. Votemos NO para dejar la belleza como está y no deformar su apariencia para complacer intereses de sujetos que fracasan en su gestión, produciendo gran prosperidad para ellos, y para su entorno, al mismo tiempo. Esta semana no debemos distraernos del objetivo, por más que nuestro prócer quiera romper relaciones con el resto del mundo para satisfacer su ego herido. La consigna es una sola: no es no.