La paradoja gerencial:
En una conversación con un amigo gerente, quien cree (no encuentro justificación para tal creencia) que yo también lo soy, se hizo referencia a una máxima en estrategia que me dejó perplejo por su extraordinaria construcción literaria. La cita que se aplica durante la elaboración de procesos de planificación estratégica (vaya usted a saber de que se trata eso) me atacó, sin aviso previo, al asegurarle a mi amigo que yo era capaz de construir un plan de negocios. Yo y mi boca floja. Para no dilatar mas el asunto y tratar de enlazar lo que viene con algo que llamaré ¨La paradoja gerencial¨, les comento que el axioma reza algo mas o menos así: ¨Desconfía de la lógica del análisis estratégico, pues la creatividad en la estrategia es fundamentalmente ilógica¨ Parece, y de allí viene lo que para mi es un contrasentido, que un buen gerente es alguien que delega telepáticamente algunas competencias a sus colaboradores (quienes no saben que deben ¨colaborar¨) para que en un proceso absolutamente místico se obtenga un resultado que no es tal, y si lo es, pues lo es. En otras palabras, el gerente confía obligaciones que tienen que ser cumplidas por éste en forma exclusiva, para generar un plan que es la esencia de su trabajo, el cual reclama a sus colaboradores que lo realicen bajo la amenaza que si lo hacen perderán el trabajo de forma instantánea. La paradoja continua cuando el gerente decide suspender su trabajo hasta tanto no se produzca el plan que él debe realizar, y lo fantástico del caso es que es una práctica común entre sujetos de las llamadas ¨altas esferas¨. Generalmente la suspensión del trabajo, por razones gerenciales, viene seguida de la molestia, en plural, del jefe con todos los integrantes de la oficina, quienes no entienden las razones hasta que un sujeto en trámite de escalar posiciones les explica algo sin sustancia que remata con el ¨desconfía de la lógica ………….¨. La conclusión ilógica del proceso (que es lo que se busca) se da cuando alguien ve posible realizar la labor encomendada y la hace, y por supuesto esta persona al romper la ¨cadena de mando¨ recibe una amonestación verbal, de tipo grave, por haber ideado algo fantástico, que luego de reposar varias semanas en el escritorio del gerente, por arte de magia se convierte en un informe que él realizó. Que conste, que esto no es parte de una rutina de ignorantes condimentada con licor adulterado, lo anterior es el resultado de años de estudio, de sacrificios indecibles, de soportar humillaciones a diario, hasta llegar a ostentar el cargo de gerente, que si a ver vamos, es algo absolutamente idiota pero tiene en su descargo que se gana mucho dinero. La otra condición que debe tener un buen gerente es administrar con eficiencia la red de intrigas que el mismo se ha encargado de sembrar, pero de eso hablaré en otra ocasión, si es que no nos arropa la orden de silencio real.
En una conversación con un amigo gerente, quien cree (no encuentro justificación para tal creencia) que yo también lo soy, se hizo referencia a una máxima en estrategia que me dejó perplejo por su extraordinaria construcción literaria. La cita que se aplica durante la elaboración de procesos de planificación estratégica (vaya usted a saber de que se trata eso) me atacó, sin aviso previo, al asegurarle a mi amigo que yo era capaz de construir un plan de negocios. Yo y mi boca floja. Para no dilatar mas el asunto y tratar de enlazar lo que viene con algo que llamaré ¨La paradoja gerencial¨, les comento que el axioma reza algo mas o menos así: ¨Desconfía de la lógica del análisis estratégico, pues la creatividad en la estrategia es fundamentalmente ilógica¨ Parece, y de allí viene lo que para mi es un contrasentido, que un buen gerente es alguien que delega telepáticamente algunas competencias a sus colaboradores (quienes no saben que deben ¨colaborar¨) para que en un proceso absolutamente místico se obtenga un resultado que no es tal, y si lo es, pues lo es. En otras palabras, el gerente confía obligaciones que tienen que ser cumplidas por éste en forma exclusiva, para generar un plan que es la esencia de su trabajo, el cual reclama a sus colaboradores que lo realicen bajo la amenaza que si lo hacen perderán el trabajo de forma instantánea. La paradoja continua cuando el gerente decide suspender su trabajo hasta tanto no se produzca el plan que él debe realizar, y lo fantástico del caso es que es una práctica común entre sujetos de las llamadas ¨altas esferas¨. Generalmente la suspensión del trabajo, por razones gerenciales, viene seguida de la molestia, en plural, del jefe con todos los integrantes de la oficina, quienes no entienden las razones hasta que un sujeto en trámite de escalar posiciones les explica algo sin sustancia que remata con el ¨desconfía de la lógica ………….¨. La conclusión ilógica del proceso (que es lo que se busca) se da cuando alguien ve posible realizar la labor encomendada y la hace, y por supuesto esta persona al romper la ¨cadena de mando¨ recibe una amonestación verbal, de tipo grave, por haber ideado algo fantástico, que luego de reposar varias semanas en el escritorio del gerente, por arte de magia se convierte en un informe que él realizó. Que conste, que esto no es parte de una rutina de ignorantes condimentada con licor adulterado, lo anterior es el resultado de años de estudio, de sacrificios indecibles, de soportar humillaciones a diario, hasta llegar a ostentar el cargo de gerente, que si a ver vamos, es algo absolutamente idiota pero tiene en su descargo que se gana mucho dinero. La otra condición que debe tener un buen gerente es administrar con eficiencia la red de intrigas que el mismo se ha encargado de sembrar, pero de eso hablaré en otra ocasión, si es que no nos arropa la orden de silencio real.
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