Socialismo motorizado:
Si el proceso de anarquía que se vive fuese algo planificado y estuviese en trámite la última etapa en la instauración (muy lejana) del socialismo Bolivariano, no cabria la menor duda que dicho logro debía por justicia ser atribuido a los motorizados. Ya no son solo una banda inmensa de sujetos que ponen en peligro su vida y la de quienes se atreven a circundarlos, para depositar miles de Bolívares (de otros) que se producen por medio de artimañas financieras para mantener anclado el valor del Dólar. Tampoco son ese ejército de moto-taxistas que nos llevan y nos traen por entre la maldición de cientos de nuevos desarrollos inmobiliarios sin una calle nueva, ahora son una logia que nos hace daño en medio de la más absoluta impunidad. Sabedores que poca autoridad se ejerce sobre ellos cuando están en las autopistas, aunado a esa solidaridad de moscas sobre desechos que se produce cuando uno de sus miembros es víctima de una detención por violar la Ley (hasta han humillado a policías, cosa que podría ser bien vista), crearon zonas de exclusión en donde cualquier conductor que las viole será atacado brutalmente por atreverse a cambiarse de canal. Bien es sabido que el espacio que dejan los carros entre el canal rápido y el del medio en la Autopista Francisco Fajardo les pertenece y como aquí la mala costumbre se hace Ley, pues no queda más que respetar ese canal para que el enjambre haga de las suyas en una carrera que día a día deja a varios heridos, ya que los muy idiotas piensan que los carros no pisan y estrellarse contra el pavimento a cien kilómetros por hora es equiparable con una jornada de playa en nuestro muy lastimado litoral central. Ahora bien, hasta allí la conquista es tolerable e irreversible, recuerden que el Sr. Perez Colina fue destituido por atreverse a contradecir (timoratamente pero lo hizo) esa maravilla autorizada por el ex - Alcalde que se comunica entre seseos (quien tiene de cabeza a Jorgito al no poder denunciar sus fechorías por aquello de la solidaridad revolucionaria) y en consecuencia, quienes transitan por esa vía saben que traspasar dicha zona de seguridad (como la Carlota y los alrededores del Palacio Imperial) los llevará irremediablemente a sufrir un mal rato, con la correspondiente raya en el costado del carro, porque ahora mis queridos camaradas, muchos de ellos cargan una llave que usan en la humanidad de los vehículos que se atraviesan en su camino. Todo esto hasta que alguien indignado comience una ola de disparos contra los infractores y con eso se desate la guerra entre hermanos que tanto desean quienes aplauden al líder dominical (y de todos los días pero ese más). Hasta aquí, pues bien, no importan las colas, el peligro a ellos y a nosotros, el sicariato que campea sobre esas maquinas, lo que cuenta es que los excluidos por los gobiernos anteriores tomen venganza y voten por un sistema que relaja las reglas, siempre y cuando se ande irresponsablemente a toda velocidad pero con el rojo estampado en la frente. Lo que si no es tolerable (consuelo de tísico) es que desde hace un par de semanas nuestros amigos de dos ruedas comenzaron, tímidamente en principio, a tomar el control del espacio que deja el canal del medio con el canal lento, bajo la excusa que para andar por el otro hay que ir a una velocidad que no todos se atreven a enfrentar, creando con esta lógica el canal moderado para motorizados. Pues no hay escapatoria, si usted es conductor de vehículos y debe tomar el distribuidor Francisco Fajardo, tenga pendiente que no se puede cambiar de canal ya que si lo hace, puede terminar con una raya en el lateral del carro de al menos un par de metros, como me pasó a mí.
Si el proceso de anarquía que se vive fuese algo planificado y estuviese en trámite la última etapa en la instauración (muy lejana) del socialismo Bolivariano, no cabria la menor duda que dicho logro debía por justicia ser atribuido a los motorizados. Ya no son solo una banda inmensa de sujetos que ponen en peligro su vida y la de quienes se atreven a circundarlos, para depositar miles de Bolívares (de otros) que se producen por medio de artimañas financieras para mantener anclado el valor del Dólar. Tampoco son ese ejército de moto-taxistas que nos llevan y nos traen por entre la maldición de cientos de nuevos desarrollos inmobiliarios sin una calle nueva, ahora son una logia que nos hace daño en medio de la más absoluta impunidad. Sabedores que poca autoridad se ejerce sobre ellos cuando están en las autopistas, aunado a esa solidaridad de moscas sobre desechos que se produce cuando uno de sus miembros es víctima de una detención por violar la Ley (hasta han humillado a policías, cosa que podría ser bien vista), crearon zonas de exclusión en donde cualquier conductor que las viole será atacado brutalmente por atreverse a cambiarse de canal. Bien es sabido que el espacio que dejan los carros entre el canal rápido y el del medio en la Autopista Francisco Fajardo les pertenece y como aquí la mala costumbre se hace Ley, pues no queda más que respetar ese canal para que el enjambre haga de las suyas en una carrera que día a día deja a varios heridos, ya que los muy idiotas piensan que los carros no pisan y estrellarse contra el pavimento a cien kilómetros por hora es equiparable con una jornada de playa en nuestro muy lastimado litoral central. Ahora bien, hasta allí la conquista es tolerable e irreversible, recuerden que el Sr. Perez Colina fue destituido por atreverse a contradecir (timoratamente pero lo hizo) esa maravilla autorizada por el ex - Alcalde que se comunica entre seseos (quien tiene de cabeza a Jorgito al no poder denunciar sus fechorías por aquello de la solidaridad revolucionaria) y en consecuencia, quienes transitan por esa vía saben que traspasar dicha zona de seguridad (como la Carlota y los alrededores del Palacio Imperial) los llevará irremediablemente a sufrir un mal rato, con la correspondiente raya en el costado del carro, porque ahora mis queridos camaradas, muchos de ellos cargan una llave que usan en la humanidad de los vehículos que se atraviesan en su camino. Todo esto hasta que alguien indignado comience una ola de disparos contra los infractores y con eso se desate la guerra entre hermanos que tanto desean quienes aplauden al líder dominical (y de todos los días pero ese más). Hasta aquí, pues bien, no importan las colas, el peligro a ellos y a nosotros, el sicariato que campea sobre esas maquinas, lo que cuenta es que los excluidos por los gobiernos anteriores tomen venganza y voten por un sistema que relaja las reglas, siempre y cuando se ande irresponsablemente a toda velocidad pero con el rojo estampado en la frente. Lo que si no es tolerable (consuelo de tísico) es que desde hace un par de semanas nuestros amigos de dos ruedas comenzaron, tímidamente en principio, a tomar el control del espacio que deja el canal del medio con el canal lento, bajo la excusa que para andar por el otro hay que ir a una velocidad que no todos se atreven a enfrentar, creando con esta lógica el canal moderado para motorizados. Pues no hay escapatoria, si usted es conductor de vehículos y debe tomar el distribuidor Francisco Fajardo, tenga pendiente que no se puede cambiar de canal ya que si lo hace, puede terminar con una raya en el lateral del carro de al menos un par de metros, como me pasó a mí.
No comments:
Post a Comment