Buenas nuevas revolucionarias:
Por supuesto que no soy parte del coro que proclama que quienes están en puestos de poder, sin gobernar y sin ejercer la menor influencia sobre la población, tengan entre ceja y ceja destruir al país para vengar afrentas de antaño. Son personas, quienes como yo, no sienten la menor vergüenza al asumir las directrices dictadas cada domingo, seguros que no tienen la menor idea de cómo llevar adelante la orden lanzada al aire bajo la sombra de las buenas intenciones revolucionarias. Pero ya viene siendo hora de un poco de orden en la pea. La cara de los oyentes se parece a la que yo quiero poner cuando, en mi puesto de representante plenipotenciario ante la Comisión Internacional para el Desarrollo de la Natación Categoría Master (PSUV de sus siglas en inglés), mis compañeros en el Consejo Consultivo me hablan de temperaturas del agua, fricción del traje de baño, protección para los canales auditivos y otras tantas locuras vinculadas al proceso de sanación que se vive al estar en el agua, pero como mi puesto me lo gané bajo la influencia del agua ardiente (y de mis vínculos con cierto oficial antillano) y rechazando la posibilidad de volver a mendigar para comer, simplemente no me importa y al trabarme lanzo la consigna que vincula a la patria con la muerte (socialismo de por medio). Pero en serio, me gustaría un poco de orden, quizás algo de represión contra los delincuentes habituales quienes, según un amigo de mi viejo, son como alrededor del 10% de la sociedad, aunque a mí me parece que, si me incluyen, no llega al 0,1%. Claro, cuando pregunto a quienes tienen la teta en la boca sobre la inacción bañada del dejar hacer dejar pasar, pues, cobardía adelante, me hablan de un proyecto superior (¿que convierte en ricos a los jefes?), del bien mayor y sobre el disparate que corre en los últimos días- no hemos ni empezado-me dicen, porque los proyectos socialistas tienen esa particularidad (posibles pero poco probables). Yo todavía tengo esperanza y comentaré porque: cuando veo algún destello como lo que sucede en el kilometro 12 de la vía al Junquito, donde el camarada Jorge (o quien hace sus veces) acabó con ese botadero de basura (producida bajo criterios industriales que el proceso quisiera para sí), colocando unos contenedores para contenerla, activando unos camiones recolectores para recogerla y lo que es más importante y trae el mensaje de mi canción, ubicando una patrulla para impedir que nosotros los revolucionarios lancemos los desechos fuera de los inmensos potes verdes y cúbicos, a lo cual, por efecto, los malandros dejaron de asaltar a los transeúntes porque los jóvenes policías de servicio no han impuesto su codicia en la zona permitiendo el fomento de alianzas entre quienes están armados. Ante tal buena noticia debo revivir a la ilusión, obligado como estoy de dar la buena nueva (soy quien pone el niño Jesús por razones de mayorazgo) que todos los años se acerca (y se aleja) con la navidad y el fin de año. Felices fiestas a todos y no beban tanto que nosotros los camaradas evitamos ingerir pócimas capitalistas (al menos cuando dormimos), aunque son divinas y en lo particular no puedo apartarlas de mi izquierda.
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