De la división y su antónimo:
Todavía recuerdo con cariño cuando la magistrada de la corte primera y hoy flamante Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, entraba, hace unos años, a la sala de audiencias, en un juicio oral y público cuya fase verbal no tenía ninguna fuerza. Ergo, sabedora de la futilidad del trámite, al sentarse se colocó sobre su cara unos inmensos lentes oscuros que le permitieron recorrer el acto abrazada de Morfeo (arrullada por mis incoherencias). De ese día también recuerdo a otros magistrados bien rojos (en la actualidad, fervientes conversos) a quienes no les molestaba en absoluto el sueño de la compañera, porque al parecer y esto es el único elemento de ficción en el relato, los lentes pasaban de manos permitiendo que en el próximo evento otro fuese el descansante. El detalle simpático del amañado proceso era que tuve que fungir como litigante primerizo, y a medida que iba tomando confianza empecé a subir el tono de voz y en un arranque de seriado norteamericano (ya consciente que había perdido dos días antes), señalé el expediente que estaba al frente de la bella durmiente y grité ¨allí están las pruebas¨. La amiga del proceso se despertó en medio de un estertor transformado en feroz ronquido y con varios ¨aaahh, aaah¨ puso la guinda final a una actuación sin mayor sentido. De vuelta a la actualidad (que en tiempos de revolución significa volver al siglo IXX) me encuentro con un café a mi vera, leyendo un periódico golpista en internet, que habla de las bondades de destruir el sistema financiero con la finalidad de proteger a quienes son pilares del proceso y allí, al enterarme que los Tigres de Aragua perdieron otra vez, me topé con un titular dirigido al líder de todos nosotros el cual recoge lo siguiente "No podemos seguir pensando en una división de poderes porque eso es un principio que debilita al Estado". La declaración poco aporta a un debate ideológico que no se da ya que las partes no intercambian ideas en algún espacio común, sirve más bien para continuar la insensatez conocida como batalla mediática. Pero, tranquilos mis disociados opositores, lo anterior no representa mayor peligro institucional (aunque los regentes de cada institución del estado se dedican a destruirla siguiendo el ejemplo que el gordo dio) porque al continuar la lectura, seguramente vaciada para desvirtuar las palabras de la magistrada, nuestra defensora de la justicia remata con ¨una cosa es la separación de los poderes y otra es la división¨. La tesis, hallada en 1947 por unos pastores en una gruta de Qumrám a orillas del Mar Muerto, contiene un elemento rescatable que trae el mensaje de mi canción: separación y división para los ungidos no son sinónimos y si bien es cierto que existe un único poder (que no explica pero sospecho que se refiere a Dios) el mismo se forma de grupúsculos que deben por competencia ser INDEPENDIENTES. Salud y nos vemos en la próxima hallaca, eso sí bañada con liquido cuyo nombre no puedo mencionar porque fue prohibido por el proceso, dándome finalmente un argumento convincente para oponerme a la cabalgata deportiva roja-rojita y para coincidir con los principales afectados, lo militares.
Todavía recuerdo con cariño cuando la magistrada de la corte primera y hoy flamante Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, entraba, hace unos años, a la sala de audiencias, en un juicio oral y público cuya fase verbal no tenía ninguna fuerza. Ergo, sabedora de la futilidad del trámite, al sentarse se colocó sobre su cara unos inmensos lentes oscuros que le permitieron recorrer el acto abrazada de Morfeo (arrullada por mis incoherencias). De ese día también recuerdo a otros magistrados bien rojos (en la actualidad, fervientes conversos) a quienes no les molestaba en absoluto el sueño de la compañera, porque al parecer y esto es el único elemento de ficción en el relato, los lentes pasaban de manos permitiendo que en el próximo evento otro fuese el descansante. El detalle simpático del amañado proceso era que tuve que fungir como litigante primerizo, y a medida que iba tomando confianza empecé a subir el tono de voz y en un arranque de seriado norteamericano (ya consciente que había perdido dos días antes), señalé el expediente que estaba al frente de la bella durmiente y grité ¨allí están las pruebas¨. La amiga del proceso se despertó en medio de un estertor transformado en feroz ronquido y con varios ¨aaahh, aaah¨ puso la guinda final a una actuación sin mayor sentido. De vuelta a la actualidad (que en tiempos de revolución significa volver al siglo IXX) me encuentro con un café a mi vera, leyendo un periódico golpista en internet, que habla de las bondades de destruir el sistema financiero con la finalidad de proteger a quienes son pilares del proceso y allí, al enterarme que los Tigres de Aragua perdieron otra vez, me topé con un titular dirigido al líder de todos nosotros el cual recoge lo siguiente "No podemos seguir pensando en una división de poderes porque eso es un principio que debilita al Estado". La declaración poco aporta a un debate ideológico que no se da ya que las partes no intercambian ideas en algún espacio común, sirve más bien para continuar la insensatez conocida como batalla mediática. Pero, tranquilos mis disociados opositores, lo anterior no representa mayor peligro institucional (aunque los regentes de cada institución del estado se dedican a destruirla siguiendo el ejemplo que el gordo dio) porque al continuar la lectura, seguramente vaciada para desvirtuar las palabras de la magistrada, nuestra defensora de la justicia remata con ¨una cosa es la separación de los poderes y otra es la división¨. La tesis, hallada en 1947 por unos pastores en una gruta de Qumrám a orillas del Mar Muerto, contiene un elemento rescatable que trae el mensaje de mi canción: separación y división para los ungidos no son sinónimos y si bien es cierto que existe un único poder (que no explica pero sospecho que se refiere a Dios) el mismo se forma de grupúsculos que deben por competencia ser INDEPENDIENTES. Salud y nos vemos en la próxima hallaca, eso sí bañada con liquido cuyo nombre no puedo mencionar porque fue prohibido por el proceso, dándome finalmente un argumento convincente para oponerme a la cabalgata deportiva roja-rojita y para coincidir con los principales afectados, lo militares.
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