Aunque es muy pronto para decirlo, esta mañana me levanté igual que siempre, con los mismos complejos y con pinceladas rápidas de virtudes, que por su velocidad mas parecen la estela que deja el contacto con personas buenas, que me rodean y me miman, que rasgos propios. Físicamente hablando, no mas al bajar las escaleras de siempre, que me llevan a la calle en donde a unos pasos me esperan mis cinco perros, un mal paso (o mal pisar) hizo que me sonaran los trescientos doce pequeños huesos que forman mi tobillo y que me llevó a pensar en discapacidades propias de quienes sufren enfermedades óseas, de temor nada. La barba de días me acerca a la imagen de quien dicen mis hermanos que es mi padre (por cierto lo es sin duda) y una ligera inclinación en mis hombros me hace ver algo mas corto de estatura, pero el efecto puede ser que ahora quienes me observan tengan la venia de cederme un puesto en el metro, que por aquí siempre anda hasta el tope. Mis seres queridos en el día de ayer se empeñaron en felicitarme y por este medio les agradezco las atenciones y los mimos que he recibido a lo largo de mi vida, acentuando que dichos cuidados me han convertido en un malcriado irreverente, que piensa que escribiendo puede espantar demonios que agobian el trajinar por este mundo de los mismos seres que se empeñan en darme cariño. El problema, si es que mi mente puede producir con certeza alguno, es que por años pospuse el ejercicio de una carrera porque consideraba indigno asumirla si no tenía cuatro décadas entre pecho y espalda, pues bien, ahora que las tengo, no me queda otro remedio que asumir la soledad como forma de vida independiente a la que pocos conocen (mi circulo social es mínimo), a ser una especie de agente secreto con doble vida, siendo la otra, la oculta, aquella que me llevará por el campo de las palabras a vaciar reflexiones sin ánimos de trascendencia, pero que forman parte de mi filosofía y de la forma como pienso regar a los cuatro vientos que este espacio (robando la idea de Airen) no merece ser perturbado por complejos idiotas que nos llevan a mirar el piso al caminar, dejando de lado al universo real que se encuentra en nuestro alrededor y sobre todo en el cielo. Gracias y que alguien con ganas de hacerlo y sin ningún poder los bendiga a todos.
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