Día del padre adelantado:
Conversando con un viejo amigo, que antiguamente era mi padre, nos dió por desarmar el complejo sistema que tiene la revolución para agrupar a sus simpatizantes. Como paso previo y sin respetar la coherencia del encuentro, estudiamos algunos escritos de este servidor para ubicar mi visión ¨política¨ y concluimos que: soy muy mal escritor, parcializado hacia la vida sin esfuerzo y que repite con ¿humor? el mismo tema buscando desarrollar una idea que siempre queda incompleta. El siguiente paso fue tratar de definir ¨el tipo¨ de revolución que vivimos y mi amigo se apuró en comentar que era de ¨excluidos¨ y por tanto indestructible porque el camino del proceso ¨nunca termina en inclusión¨. Hasta aquí se puede ver que en una simple tertulia entre dos idiotas se puede dar tal grado de polaridad que hace intuir un desencuentro permanente. Pero no. Al volver al génesis de la conversación y recordando el trajinar del hablante eterno, comenzamos a ubicar, vía nombres, a las formulas de empelotamiento revolucionario tomando como base a los círculos bolivarianos, para continuar con la reserva, la fantástica creación de los consejos comunales (que me encanta) con las mesas de agua, de energía, comités de salud, etc. La fantasmal articulación de los comités para la defensa de la revolución (pura palabrería), el impulso extraordinario (aunque abortado por el líder máximo) a la formación de cooperativas, el giro hacía la formación de empresas de la economía solidaria, hasta caer en el abismo del PSUV. Al parecer todas buscan lo mismo, organizar a las personas ¨excluidas¨ para incorporarlas al sistema de protección contenido en la Constitución. La emergencia, que no nos da tregua, en teoría obligó a que dicho sistema se articulara por medio de organismos creados en paralelo a la estructura formal de gobierno, para que de esa forma el ejecutivo, con las misiones, controlara de forma absoluta recursos gigantescos, saltándose los mecanismos de control y fiscalización que tienen las instituciones formales. Por supuesto se logró atender a un gran volumen de personas pero se politizó el proceso, logrando que sus beneficiarios sean en su mayoría aquellos que juraron el famoso ¨UHH, AAH¨. Eso y la espectacular corrupción. Pero ¿cuál era la razón para desgranar tal complejidad? que en apariencia indica que el capricho del paladín obliga a mutar estructuras para lograr incondicionales votantes ante elecciones que no cesan. La respuesta es simple, que existen en el país miles de sujetos que militan en todas esas instancias (a la vez) y que no aportan nada a ninguna de ellas, por razones vinculadas a la imposibilidad de estar en más de un sitio al mismo tiempo. En otras palabras, se inscriben y forman la asociación y al obtener la prebenda, o no, se inscriben en la nueva estructura y con ello mantienen la esperanza que algún día el proceso los atienda de manera eficiente. El otro problema es que al formar las estructuras, sus integrantes chocan con promotores vinculados al gobierno sin preparación para atender a la novedad, que ante el vacío intelectual y la prisa terminan arengando contra enemigos invisibles o distantes y lamentablemente quienes con esfuerzo ¨se organizaron¨ terminan escuchando chácharas en donde se establece la certeza que el presidente de la república es el líder máximo de todo, otra vez y para siempre. Por eso, y por otras cosas mas, las ideas socialistas se pierden, al ser manejadas por derechistas radicales que se diferencian de los de la doble s y cruz gamada solo por vestirse de rojo, rojito. Al final, sin nada mas que aportar y dejando de nuevo la idea inconclusa, con una cerveza en la mano (como debe ser) mi amigo y yo acordamos que lo que nos une es la tolerancia, el respeto por la vino tinto y por la defensa del sentido común, ante tanta ilusión que llama al caos.
Conversando con un viejo amigo, que antiguamente era mi padre, nos dió por desarmar el complejo sistema que tiene la revolución para agrupar a sus simpatizantes. Como paso previo y sin respetar la coherencia del encuentro, estudiamos algunos escritos de este servidor para ubicar mi visión ¨política¨ y concluimos que: soy muy mal escritor, parcializado hacia la vida sin esfuerzo y que repite con ¿humor? el mismo tema buscando desarrollar una idea que siempre queda incompleta. El siguiente paso fue tratar de definir ¨el tipo¨ de revolución que vivimos y mi amigo se apuró en comentar que era de ¨excluidos¨ y por tanto indestructible porque el camino del proceso ¨nunca termina en inclusión¨. Hasta aquí se puede ver que en una simple tertulia entre dos idiotas se puede dar tal grado de polaridad que hace intuir un desencuentro permanente. Pero no. Al volver al génesis de la conversación y recordando el trajinar del hablante eterno, comenzamos a ubicar, vía nombres, a las formulas de empelotamiento revolucionario tomando como base a los círculos bolivarianos, para continuar con la reserva, la fantástica creación de los consejos comunales (que me encanta) con las mesas de agua, de energía, comités de salud, etc. La fantasmal articulación de los comités para la defensa de la revolución (pura palabrería), el impulso extraordinario (aunque abortado por el líder máximo) a la formación de cooperativas, el giro hacía la formación de empresas de la economía solidaria, hasta caer en el abismo del PSUV. Al parecer todas buscan lo mismo, organizar a las personas ¨excluidas¨ para incorporarlas al sistema de protección contenido en la Constitución. La emergencia, que no nos da tregua, en teoría obligó a que dicho sistema se articulara por medio de organismos creados en paralelo a la estructura formal de gobierno, para que de esa forma el ejecutivo, con las misiones, controlara de forma absoluta recursos gigantescos, saltándose los mecanismos de control y fiscalización que tienen las instituciones formales. Por supuesto se logró atender a un gran volumen de personas pero se politizó el proceso, logrando que sus beneficiarios sean en su mayoría aquellos que juraron el famoso ¨UHH, AAH¨. Eso y la espectacular corrupción. Pero ¿cuál era la razón para desgranar tal complejidad? que en apariencia indica que el capricho del paladín obliga a mutar estructuras para lograr incondicionales votantes ante elecciones que no cesan. La respuesta es simple, que existen en el país miles de sujetos que militan en todas esas instancias (a la vez) y que no aportan nada a ninguna de ellas, por razones vinculadas a la imposibilidad de estar en más de un sitio al mismo tiempo. En otras palabras, se inscriben y forman la asociación y al obtener la prebenda, o no, se inscriben en la nueva estructura y con ello mantienen la esperanza que algún día el proceso los atienda de manera eficiente. El otro problema es que al formar las estructuras, sus integrantes chocan con promotores vinculados al gobierno sin preparación para atender a la novedad, que ante el vacío intelectual y la prisa terminan arengando contra enemigos invisibles o distantes y lamentablemente quienes con esfuerzo ¨se organizaron¨ terminan escuchando chácharas en donde se establece la certeza que el presidente de la república es el líder máximo de todo, otra vez y para siempre. Por eso, y por otras cosas mas, las ideas socialistas se pierden, al ser manejadas por derechistas radicales que se diferencian de los de la doble s y cruz gamada solo por vestirse de rojo, rojito. Al final, sin nada mas que aportar y dejando de nuevo la idea inconclusa, con una cerveza en la mano (como debe ser) mi amigo y yo acordamos que lo que nos une es la tolerancia, el respeto por la vino tinto y por la defensa del sentido común, ante tanta ilusión que llama al caos.
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