Quieren volar:
Para alguien acostumbrado a la invisibilidad que otorga el ser nadie, mezclado con la virtud de no escuchar conversaciones que no interesan, no genera ninguna sorpresa la falta de contenido aparente de las protestas estudiantiles (libertad) y el supuesto contraataque de las fuerzas del bien, que en este caso tampoco tienen mayor sustancia al intentar defender los espacios ¨robados al imperio¨. Los muchachos son muchachos para errar, para soñar con mundos imposibles, para tropezar con la vida sin sufrir rasguños, para maltratar a la pareja con escarceos sexuales sin disfrute pero con amor, para vivir como si el mañana fuese una garantía, en otras palabras para caerse y levantarse. Contrario a quienes, ya mayorcitos, intentan burlarse de la articulación estudiantil para descalificar su contundencia (la tesis que Caracas es una ciudad que colapsa con una protesta de cuatro gatos es la favorita), no voy a realizar el inútil ejercicio de calificar sus argumentos porque simplemente no los entiendo por razones de edad. Eso recomiendo a los grupos en conflicto (los idiotas de siempre), que los dejen hacer o que impidan su accionar (sin violencia por favor), sin entrar en la batalla portando un estandarte que les queda grande a quienes olvidaron que las ideas que teníamos a esa edad no salían de la centrifuga de beber encapillado, ser rebeldes sin causa, mal hablar de los padres, exigir respeto y libertad, cuando había respeto y libertad y otras muchas tonterías que por esos días eran importantes y que ahora, con los años, las vemos distantes e incluso imposibles porque ¨yo a esa edad ya tenía familia formada y obligaciones civiles asfixiantes¨. ¿Están haciendo política? si, ¿Están influenciados por políticos de oficio?, lo dudo. Pensar que el loquito de la casa blanca dirige la agenda de los pelaos, que con éxito hicieron retroceder al gobierno mas poderoso de la historia de la humanidad, no es mas que una estupidez, así como también lo es el pensar que el hablante sin pausa tiene alguna influencia determinante sobre los muchachos que con destreza defienden las conquistas revolucionarias y que ya ven, de cerca, que deben tomar correctivos para que la misma no se escape entre la avaricia insaciable de los bandidos que forman la corte. Fíjense que las protestas han agarrado a todos sin previsión; el comando nacional de la resistencia (o en contra, no se) se la pasa haciendo señas para que lo vinculen con las acciones de calle, el zuliano incoherente llama a referéndum y el hombre con mas influencia en el sistema solar se lanza en una cadena de cuatro horas y media para insultar a los muchachos porque ¨perdieron la oportunidad de su vida¨ (como si él se las hubiese dado como concesión divina). Así le abra pegado el evento que amenazó con el inicio de la etapa Jacobina de la revolución, con una pinta de Robespierre que deja momentáneamente de lado su personificación de Chacumbele. Ahora bien, me parece sensato que discutan entre ellos, incluso que no se pongan de acuerdo, pero pretender interrumpir su andar porque lo que hablan nos interesa y nos afecta, que es un hecho político de cuyas resultas depende el futuro de la patria no es mas que el resumen conveniente de una guerra mediática en donde ahora el gobierno tiene mas espacio por contar con una señal televisiva que a luces vista no le hacía falta. Si nos da por obstaculizar su camino y meternos en la dinámica que no llama a otros actores, nos daremos cuenta, como ya fui testigo, que los muchachos reclaman (los de ambos bandos) porque quieren volar y nosotros en nuestra miseria no los dejamos por envidiosos que somos los viejos. Eso y por saber, por experiencia propia, que no podemos hacerlo, sin embargo, como en el cuento del niño Jesús, es bueno que no se lo digamos para que ellos aprendan a fuerza de golpes, que deben recibir, que volar es imposible, aunque a veces, de que vuelan, vuelan.
Para alguien acostumbrado a la invisibilidad que otorga el ser nadie, mezclado con la virtud de no escuchar conversaciones que no interesan, no genera ninguna sorpresa la falta de contenido aparente de las protestas estudiantiles (libertad) y el supuesto contraataque de las fuerzas del bien, que en este caso tampoco tienen mayor sustancia al intentar defender los espacios ¨robados al imperio¨. Los muchachos son muchachos para errar, para soñar con mundos imposibles, para tropezar con la vida sin sufrir rasguños, para maltratar a la pareja con escarceos sexuales sin disfrute pero con amor, para vivir como si el mañana fuese una garantía, en otras palabras para caerse y levantarse. Contrario a quienes, ya mayorcitos, intentan burlarse de la articulación estudiantil para descalificar su contundencia (la tesis que Caracas es una ciudad que colapsa con una protesta de cuatro gatos es la favorita), no voy a realizar el inútil ejercicio de calificar sus argumentos porque simplemente no los entiendo por razones de edad. Eso recomiendo a los grupos en conflicto (los idiotas de siempre), que los dejen hacer o que impidan su accionar (sin violencia por favor), sin entrar en la batalla portando un estandarte que les queda grande a quienes olvidaron que las ideas que teníamos a esa edad no salían de la centrifuga de beber encapillado, ser rebeldes sin causa, mal hablar de los padres, exigir respeto y libertad, cuando había respeto y libertad y otras muchas tonterías que por esos días eran importantes y que ahora, con los años, las vemos distantes e incluso imposibles porque ¨yo a esa edad ya tenía familia formada y obligaciones civiles asfixiantes¨. ¿Están haciendo política? si, ¿Están influenciados por políticos de oficio?, lo dudo. Pensar que el loquito de la casa blanca dirige la agenda de los pelaos, que con éxito hicieron retroceder al gobierno mas poderoso de la historia de la humanidad, no es mas que una estupidez, así como también lo es el pensar que el hablante sin pausa tiene alguna influencia determinante sobre los muchachos que con destreza defienden las conquistas revolucionarias y que ya ven, de cerca, que deben tomar correctivos para que la misma no se escape entre la avaricia insaciable de los bandidos que forman la corte. Fíjense que las protestas han agarrado a todos sin previsión; el comando nacional de la resistencia (o en contra, no se) se la pasa haciendo señas para que lo vinculen con las acciones de calle, el zuliano incoherente llama a referéndum y el hombre con mas influencia en el sistema solar se lanza en una cadena de cuatro horas y media para insultar a los muchachos porque ¨perdieron la oportunidad de su vida¨ (como si él se las hubiese dado como concesión divina). Así le abra pegado el evento que amenazó con el inicio de la etapa Jacobina de la revolución, con una pinta de Robespierre que deja momentáneamente de lado su personificación de Chacumbele. Ahora bien, me parece sensato que discutan entre ellos, incluso que no se pongan de acuerdo, pero pretender interrumpir su andar porque lo que hablan nos interesa y nos afecta, que es un hecho político de cuyas resultas depende el futuro de la patria no es mas que el resumen conveniente de una guerra mediática en donde ahora el gobierno tiene mas espacio por contar con una señal televisiva que a luces vista no le hacía falta. Si nos da por obstaculizar su camino y meternos en la dinámica que no llama a otros actores, nos daremos cuenta, como ya fui testigo, que los muchachos reclaman (los de ambos bandos) porque quieren volar y nosotros en nuestra miseria no los dejamos por envidiosos que somos los viejos. Eso y por saber, por experiencia propia, que no podemos hacerlo, sin embargo, como en el cuento del niño Jesús, es bueno que no se lo digamos para que ellos aprendan a fuerza de golpes, que deben recibir, que volar es imposible, aunque a veces, de que vuelan, vuelan.
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