Los mini espías en Miranda:
Las fuerzas policiales, la fiscalia y los tribunales con competencia en materia penal, finalmente y luego de múltiples bamboleos (y guisos) pueden exhibir articulación en la administración de justicia, particularmente en el caso de la detención y lento proceso de los peligrosos niñitos de pecho. Esa banda, que tenía azotada la tierra del poderoso gobernador de los ojos bellos, amenazaba, hasta su captura, con arreciar las acciones de calle ya que contaba desde hace dos días con el apoyo de los niños de maternal de la zona. Las imágenes transmitidas por la televisora que pronto no será tal, daba cuenta de las estrictas medidas de seguridad implementadas para que las madres no pudiesen ingresar los teteros en el centro de reclusión, para que sus hijos se alimentasen, porque y según pudieron escuchar de boca de un asesor de seguridad policial antillano, ¨si los alimentamos crecen¨. La táctica puesta en práctica por el comandante policial bien habla de su capacidad para digerir insultos en nombre del proceso, lamentablemente debo reportar que ayer en la noche flaqueó al permitir que ingresaran al lugar de reclusión de ¨los bandalos¨ pañales y algunos caramelos. Mientras tanto en la calle los asesinos, los violadores, los traficantes de droga y los choros han comenzado a temblar porque y cito ¨si eso le hacen a los carajitos que nos espera a nosotros¨. En descargo de los custodios debo comentar que la demostración que han dado de no saber contar no es atribuible a sus deficiencias, porque cada vez que lo intentan los chiquillos comienzan a correr pensando que están jugando al ¨escondite¨. El control del orden público tiene sus maneras (soterradas ante el temor que por estos bares es libre) y que debo reconocer efectivas, porque esta mañana cuando mi hija me pidió el toddy no supe que responder porque no estoy al tanto si en revolución se permite el consumo de chocolate que viene en un envase que parece ¨imperial¨. Dicen que los pequeños espías habían descubierto que las prácticas gubernamentales estaban confinando su inocencia ya que al proceso le da por secuestrar niñitos para que se aprendan complejas alabanzas pare ser recitadas en actos que reevindican y ratifican los defectos de nuestra educación, ahora de todos, eso y la imposibilidad de ver comiquitas debido al cierre de algo que por aquí se conoce como RCTV (aunque Venevisión las pone en pantalla cada vez que algo malo sucede). El último reporte indica que unos catorce imberbes fueron incomunicados cuando fueron sorprendidos cantando ¨la hormiguita sube¨ que a las claras es una canción cuyo mensaje subliminal llama a la desobediencia civil, amparándose en un artículo de la constitución que coincide numéricamente con el número de infantes detenidos. Las madres y padres de los peligrosos mocosos, desesperados por los excesos cometidos por las fuerzas del orden en nombre de la libertad, comenzaron a cantar el himno nacional y los chiquillos adentro, al escuchar el arrullo se durmieron abrazados a la espera del tormento que la justicia ha dispuesto para darles una lección. Nadie puede estar de acuerdo con esto.
Las fuerzas policiales, la fiscalia y los tribunales con competencia en materia penal, finalmente y luego de múltiples bamboleos (y guisos) pueden exhibir articulación en la administración de justicia, particularmente en el caso de la detención y lento proceso de los peligrosos niñitos de pecho. Esa banda, que tenía azotada la tierra del poderoso gobernador de los ojos bellos, amenazaba, hasta su captura, con arreciar las acciones de calle ya que contaba desde hace dos días con el apoyo de los niños de maternal de la zona. Las imágenes transmitidas por la televisora que pronto no será tal, daba cuenta de las estrictas medidas de seguridad implementadas para que las madres no pudiesen ingresar los teteros en el centro de reclusión, para que sus hijos se alimentasen, porque y según pudieron escuchar de boca de un asesor de seguridad policial antillano, ¨si los alimentamos crecen¨. La táctica puesta en práctica por el comandante policial bien habla de su capacidad para digerir insultos en nombre del proceso, lamentablemente debo reportar que ayer en la noche flaqueó al permitir que ingresaran al lugar de reclusión de ¨los bandalos¨ pañales y algunos caramelos. Mientras tanto en la calle los asesinos, los violadores, los traficantes de droga y los choros han comenzado a temblar porque y cito ¨si eso le hacen a los carajitos que nos espera a nosotros¨. En descargo de los custodios debo comentar que la demostración que han dado de no saber contar no es atribuible a sus deficiencias, porque cada vez que lo intentan los chiquillos comienzan a correr pensando que están jugando al ¨escondite¨. El control del orden público tiene sus maneras (soterradas ante el temor que por estos bares es libre) y que debo reconocer efectivas, porque esta mañana cuando mi hija me pidió el toddy no supe que responder porque no estoy al tanto si en revolución se permite el consumo de chocolate que viene en un envase que parece ¨imperial¨. Dicen que los pequeños espías habían descubierto que las prácticas gubernamentales estaban confinando su inocencia ya que al proceso le da por secuestrar niñitos para que se aprendan complejas alabanzas pare ser recitadas en actos que reevindican y ratifican los defectos de nuestra educación, ahora de todos, eso y la imposibilidad de ver comiquitas debido al cierre de algo que por aquí se conoce como RCTV (aunque Venevisión las pone en pantalla cada vez que algo malo sucede). El último reporte indica que unos catorce imberbes fueron incomunicados cuando fueron sorprendidos cantando ¨la hormiguita sube¨ que a las claras es una canción cuyo mensaje subliminal llama a la desobediencia civil, amparándose en un artículo de la constitución que coincide numéricamente con el número de infantes detenidos. Las madres y padres de los peligrosos mocosos, desesperados por los excesos cometidos por las fuerzas del orden en nombre de la libertad, comenzaron a cantar el himno nacional y los chiquillos adentro, al escuchar el arrullo se durmieron abrazados a la espera del tormento que la justicia ha dispuesto para darles una lección. Nadie puede estar de acuerdo con esto.
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