Sunday, October 01, 2006

El impúdico encanto de la ignorancia en directo:

Analistas serios en Venezuela, que publiquen sus reflexiones de una manera ajena al sesgo, estoy seguro que no hay, al menos yo no los ubico. Lo que si encontramos es la presencia de cronistas parcializados, que ante situaciones de imposible verificación, lanzan al ruedo posturas mal escritas y apresuradas en donde se nota la mano traviesa del licor adulterado. Sin ir mas lejos yo soy uno, salvando la distancia que da la cerveza, que cuando se intenta cambiar (que ha pasado) se vuelve brebaje intomable. Pues bien, estos personajes, después de tres o cuatro incursiones en medios escritos, se convierten por la magia de pasar al nivel audiovisual en ¨Expertos¨ que nada aportan a la dificultad que vivimos y mas bien lo que logran es banalizar el conflicto llevándolo a los linderos de un café con leche aguado. Parece que formaran parte de un coro desafinado, que ante cualquier rumor que desprestigie a cualquiera de los bandos en pugna por el evento electoral que se avecina, arrojan desechos sólidos sobre las ideas en debate, evitando que se analice con seriedad las ofertas que se promueven. Y digo de ambos lados, porque escritores brillantes que me llevaron a leer periódico con gusto cuando joven (incluso robándolo de lobbys de hotel) en la actualidad se dejan llevar por la marea que los lleva sin escalas a desaparecer en el arrecife mortal de la parcialidad, como es el caso del Profesor Earle Herrera, quien ahora por efectos de intentar encajar dentro de un poder para el que no está preparado, nos sirve su presencia literaria, en platos plásticos de piñata imperial, algo que ni se acerca a sus relatos cuando se atrevía a escribir pensando con la pluma y no con la franela. Y no es malo que todos opinemos, es mas es excelente, el problema está cuando se pretende forzar a las letras para que sirvan de argumento en un contrapunteo sin rimas y sin métrica, con ínfulas de competir con la obra maestra que es Florentino y el Diablo. El atreverse a hacer públicas ideas vacías, sin contenido y amarradas al barco que navega con la ignorancia al timón, nos vuelve expertos en cualquier cosa, pero a su vez, cuando la vida nos exige explicar nuestras posturas, respondemos dejando ver que somos unos idiotas sin miedo escénico. Lo peor es que hay quienes se atreven a repetir la vaciedad día a día, semana tras semana y si observamos a los patrocinantes de los espacios, nos damos cuenta que aquí lo que se mercadea es a la miseria. Y que conste que lo digo por envidia sana (otro termino contradictorio que usamos cuando no hay conexión con el cerebro), es más a mí también me gustaría formar parte del gremio para exponer mis vergüenzas, pero que quede claro por anticipado, si alguien se atreve a proponer el espacio en donde podría encajar mis carencias, el billete debe ir por delante. Volviendo al inicio, lo que menos soporto se presenta con impúdico encanto cuando los opinadores rompen el compromiso de criticar, aunque sea de manera fútil, para comenzar a empelotar las frases en una suerte de loa eterna a un héroe de la patria cuya única virtud es ser auténtico (diferente al menos). Lamentablemente los espacios necesitan al silencio, que a la fuerza fue encerrado por gritos que forman realidades susceptibles de ser filmadas, apagando las voces de los que padecen, de los que mueren, de quienes no comen pero que aún sueñan que es posible que eso que por estos bares llamamos democracia les alivie la carga. Para concluir, lo que estamos logrando con esta habladera de paja loca es que los que callan y tienen poder nos roben la cartera todos los días, gracias a que nosotros contemplamos embobados y con pasión la preñez del pajarito que nos canta en directo, por los medios que a su vez venden la transmisión.… Y se la compran.

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