La letra obliga:
No pensaba que la urgencia de respuestas pudiera derivar en adicción, pero hay seres que mueren esperando. Según cuentan los que vivieron épocas pasadas, era común que las cartas que se enviaban no tuviesen respuesta, sobre todo cuando de amores imposibles se trataba. Pero era un mecanismo valido para liberar con la pluma a una serie de sentimientos represados, sin importar que al expresarse vivieran la fatalidad de reposar con sus restos arrugados en el bote de basura y por tanto, nadie los leyera. Muchas veces el correo no cumplía su labor, y su incapacidad era tomada como si se tratase de la esperanza condensada, que permitía suspirar con un – no llegó - a corazones en pena. La historia refleja que en tiempos de la segunda guerra mundial, el sistema de correos implementado por los americanos tenía el mismo rango en importancia que descifrar códigos enemigos, por eso las familias se enteraban por cartas, que muchas veces llegaban cuando el remitente había muerto, que la guerra era la madre de todas las estupideces pero el deber se cumplía por amor a la patria. En estos tiempos modernos, la mayoría de los medios de comunicación que cuentan con un espejo en internet, tienen dentro de su ambiente secciones que permiten el supuesto contacto con quienes se encargan de redactar o al menos incorporar contenidos pero, en una practica que padece la misma censura que el medio originario, se impide que la libre expresión de las ideas se cuele dentro del grupo de opiniones o informaciones que se divulgan, la mas de la veces siguiendo una línea editorial que falsea la realidad, como si eso fuese posible. La critica la escribo no para evitar la posible adicción que se que muchos padecen al esperar respuestas ¨en linea¨ que nunca llegan, el motivo es absolutamente constructivo y busca alertar sobre esfuerzos que se pierden por falta de atención, por desprecio a los remitentes y que en tiempos en donde la palabra escrita sufre la humillación de llegar siempre de ultima con relación a las imágenes, quienes alimentan los medios y a la vez padecen la perdida de importancia de su trabajo por falta de publico deben por fuerza contestar a las comunicaciones que se envían, así sea con un – gracias, pero no estamos interesados- y así reivindicarnos todos. Además, la letra obliga.
No pensaba que la urgencia de respuestas pudiera derivar en adicción, pero hay seres que mueren esperando. Según cuentan los que vivieron épocas pasadas, era común que las cartas que se enviaban no tuviesen respuesta, sobre todo cuando de amores imposibles se trataba. Pero era un mecanismo valido para liberar con la pluma a una serie de sentimientos represados, sin importar que al expresarse vivieran la fatalidad de reposar con sus restos arrugados en el bote de basura y por tanto, nadie los leyera. Muchas veces el correo no cumplía su labor, y su incapacidad era tomada como si se tratase de la esperanza condensada, que permitía suspirar con un – no llegó - a corazones en pena. La historia refleja que en tiempos de la segunda guerra mundial, el sistema de correos implementado por los americanos tenía el mismo rango en importancia que descifrar códigos enemigos, por eso las familias se enteraban por cartas, que muchas veces llegaban cuando el remitente había muerto, que la guerra era la madre de todas las estupideces pero el deber se cumplía por amor a la patria. En estos tiempos modernos, la mayoría de los medios de comunicación que cuentan con un espejo en internet, tienen dentro de su ambiente secciones que permiten el supuesto contacto con quienes se encargan de redactar o al menos incorporar contenidos pero, en una practica que padece la misma censura que el medio originario, se impide que la libre expresión de las ideas se cuele dentro del grupo de opiniones o informaciones que se divulgan, la mas de la veces siguiendo una línea editorial que falsea la realidad, como si eso fuese posible. La critica la escribo no para evitar la posible adicción que se que muchos padecen al esperar respuestas ¨en linea¨ que nunca llegan, el motivo es absolutamente constructivo y busca alertar sobre esfuerzos que se pierden por falta de atención, por desprecio a los remitentes y que en tiempos en donde la palabra escrita sufre la humillación de llegar siempre de ultima con relación a las imágenes, quienes alimentan los medios y a la vez padecen la perdida de importancia de su trabajo por falta de publico deben por fuerza contestar a las comunicaciones que se envían, así sea con un – gracias, pero no estamos interesados- y así reivindicarnos todos. Además, la letra obliga.
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