Consideraciones y aportes para la formación del PSRUV:
La luz se abre paso entre el enredo que ocasiona para la revolución la formación (dentro de las competencias de la ley habilitante) del partido socialista unido de Venezuela. En primer lugar y como parte de la democracia protagónica y participativa, se definió que el protagonista es uno solo y la participación viene dada en formar un movimiento gigantesco que permita aprobar, vía referéndum, la reelección indefinida. En este sentido y dentro de la dinámica democrática que rige al proceso, los miembros de la dirección de un partido que no existe, que forman parte en la actualidad de partidos disueltos, permitirían el capricho si y solo si la reelección indefinida se incluye en la reforma constitucional para todos los cargos de elección popular. En segundo lugar se ha estimado que las reformas tienen aplicación anticipada cuando se trata de asuntos cuya naturaleza no permiten esperar por nimiedades burocráticas, como es el caso de la prohibición de hacer proselitismo político dentro del ejercicio de cargos públicos, de esta manera el vicepresidente tiene como única tarea la coordinación y el trámite para el financiamiento que permita la formación del fulano partido, y voy mas allá, un exgobernador adeco, converso hasta no mas, fue reincorporado a la fuerza armada y dentro de sus competencias está el coordinar al pelotón de promotores que, con recursos públicos, irán casa por casa inscribiendo a los socialistas de nuevo cuño. En tercer lugar encuentro que el lema (eslogan como dicen en publicidad) busca forzar tres palabras, de imposible concurso en frases hispánicas, para que la patria sea socialista y si no que se mueran; en principio parece que esta incoherencia puede ser producto de un desliz alcohólico, pero es la manera que tienen los revolucionarios de justificar la tesis del magnicidio, porque si no formamos el partido el jefe se muere. Ahora bien, sin importar que no existan documentos que permitan analizar al socialismo que se pretende implementar, es muy posible que lo que los muchachos revolucionarios intenten imponer como modelo político en estos bares sea la socialdemocracia y no el socialismo con la visión de Marx. Me explico, si nos ubicamos en la RAE, la definición de socialismo nos escupe una doctrina demasiado formal para nuestra tierra y que habla de un sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes. Hasta aquí parece que el asunto puede mostrar similitud con los escarceos de la revolución bolivariana (salvo la lucha de clases que en la actualidad se diluye en un discurso que llama a la disidencia oligarquía del tipo siglo IXX). La contradicción (una entre miles) se ubica en la visión de los tipos de propiedad, que por mas ensayos de cambiar la palabra privada por individual, la misma no tiene el criterio de colectiva, aunque no la descarta e incluso la promueve a través de programas de financiamiento en donde los recursos se pierden al no entender, quienes forman las empresas de propiedad colectiva (como es el caso de cooperativas) la manera de colectivizar esfuerzos cuyos resultados económicos deben por fuerza cubrir necesidades individuales, en un sistema que visualiza el origen de las obligaciones civiles con carácter personalísimo. En otras palabras, esfuerzos colectivos para cumplir deudas individuales. Pero, vayamos al método de imponer la tesis de un sistema que busca reivindicar los derechos PARTICULARES, en materia de educación, salud, seguridad, justicia y producción por la vía democrática. Aquí la RAE plantea una definición que tiene sabor a Venezuela, pero que presenta una objeción con los muchachos rojos, rojitos: la disidencia con el Marxismo. Ahora bien, ¿Por qué los revolucionarios bolivarianos no se atreven a definir el proceso como lo que realmente es? Porque al hablar de socialdemocracia caerían en las redes de sus enemigos jurados (que son ellos mismos) los fulanos adecos y puedo incluso ir mas allá, ayudado por la muleta permanente de la RAE. El diccionario presenta una alternativa en la definición que categóricamente va en contra del señor que intenta seducir a las masas en su programa de los domingos (y de todos los días) y que no es otra que, socialdemocracia: Cada uno de los sistemas derivados del socialismo que, al renunciar a la propiedad pública de los medios de producción (porque no alcanza el billete para comprarlos a todos), aunque no a su regulación y control, tienden a confundirse con el estado de bienestar capitalista. Por eso es que el discurso no termina y la contradicción ahoga nuestros días con palabras cuya infinitud se hace pecado, porque en Venezuela el socialismo del siglo XXI en la práctica no es otra cosa que socialdemocracia o más bien capitalismo de estado, pero reconocerlo nos alejaría de la heroicidad y el romanticismo que implica ser revolucionario y morir en el intento. Aunque bien vale la pena ser socialista disidente (de Marx) para intentar alcanzar el sueño de un estado colectivo superior y de verdadera justicia social. Hablemos entonces de Partido Socialdemócrata Revolucionario Unido de Venezuela (PSRUV), eso si, para eso debemos (ustedes), como paso previo y doctrinal, cancelarme el cheque por concepto de propiedad intelectual por esta reflexión tan idiota.
La luz se abre paso entre el enredo que ocasiona para la revolución la formación (dentro de las competencias de la ley habilitante) del partido socialista unido de Venezuela. En primer lugar y como parte de la democracia protagónica y participativa, se definió que el protagonista es uno solo y la participación viene dada en formar un movimiento gigantesco que permita aprobar, vía referéndum, la reelección indefinida. En este sentido y dentro de la dinámica democrática que rige al proceso, los miembros de la dirección de un partido que no existe, que forman parte en la actualidad de partidos disueltos, permitirían el capricho si y solo si la reelección indefinida se incluye en la reforma constitucional para todos los cargos de elección popular. En segundo lugar se ha estimado que las reformas tienen aplicación anticipada cuando se trata de asuntos cuya naturaleza no permiten esperar por nimiedades burocráticas, como es el caso de la prohibición de hacer proselitismo político dentro del ejercicio de cargos públicos, de esta manera el vicepresidente tiene como única tarea la coordinación y el trámite para el financiamiento que permita la formación del fulano partido, y voy mas allá, un exgobernador adeco, converso hasta no mas, fue reincorporado a la fuerza armada y dentro de sus competencias está el coordinar al pelotón de promotores que, con recursos públicos, irán casa por casa inscribiendo a los socialistas de nuevo cuño. En tercer lugar encuentro que el lema (eslogan como dicen en publicidad) busca forzar tres palabras, de imposible concurso en frases hispánicas, para que la patria sea socialista y si no que se mueran; en principio parece que esta incoherencia puede ser producto de un desliz alcohólico, pero es la manera que tienen los revolucionarios de justificar la tesis del magnicidio, porque si no formamos el partido el jefe se muere. Ahora bien, sin importar que no existan documentos que permitan analizar al socialismo que se pretende implementar, es muy posible que lo que los muchachos revolucionarios intenten imponer como modelo político en estos bares sea la socialdemocracia y no el socialismo con la visión de Marx. Me explico, si nos ubicamos en la RAE, la definición de socialismo nos escupe una doctrina demasiado formal para nuestra tierra y que habla de un sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes. Hasta aquí parece que el asunto puede mostrar similitud con los escarceos de la revolución bolivariana (salvo la lucha de clases que en la actualidad se diluye en un discurso que llama a la disidencia oligarquía del tipo siglo IXX). La contradicción (una entre miles) se ubica en la visión de los tipos de propiedad, que por mas ensayos de cambiar la palabra privada por individual, la misma no tiene el criterio de colectiva, aunque no la descarta e incluso la promueve a través de programas de financiamiento en donde los recursos se pierden al no entender, quienes forman las empresas de propiedad colectiva (como es el caso de cooperativas) la manera de colectivizar esfuerzos cuyos resultados económicos deben por fuerza cubrir necesidades individuales, en un sistema que visualiza el origen de las obligaciones civiles con carácter personalísimo. En otras palabras, esfuerzos colectivos para cumplir deudas individuales. Pero, vayamos al método de imponer la tesis de un sistema que busca reivindicar los derechos PARTICULARES, en materia de educación, salud, seguridad, justicia y producción por la vía democrática. Aquí la RAE plantea una definición que tiene sabor a Venezuela, pero que presenta una objeción con los muchachos rojos, rojitos: la disidencia con el Marxismo. Ahora bien, ¿Por qué los revolucionarios bolivarianos no se atreven a definir el proceso como lo que realmente es? Porque al hablar de socialdemocracia caerían en las redes de sus enemigos jurados (que son ellos mismos) los fulanos adecos y puedo incluso ir mas allá, ayudado por la muleta permanente de la RAE. El diccionario presenta una alternativa en la definición que categóricamente va en contra del señor que intenta seducir a las masas en su programa de los domingos (y de todos los días) y que no es otra que, socialdemocracia: Cada uno de los sistemas derivados del socialismo que, al renunciar a la propiedad pública de los medios de producción (porque no alcanza el billete para comprarlos a todos), aunque no a su regulación y control, tienden a confundirse con el estado de bienestar capitalista. Por eso es que el discurso no termina y la contradicción ahoga nuestros días con palabras cuya infinitud se hace pecado, porque en Venezuela el socialismo del siglo XXI en la práctica no es otra cosa que socialdemocracia o más bien capitalismo de estado, pero reconocerlo nos alejaría de la heroicidad y el romanticismo que implica ser revolucionario y morir en el intento. Aunque bien vale la pena ser socialista disidente (de Marx) para intentar alcanzar el sueño de un estado colectivo superior y de verdadera justicia social. Hablemos entonces de Partido Socialdemócrata Revolucionario Unido de Venezuela (PSRUV), eso si, para eso debemos (ustedes), como paso previo y doctrinal, cancelarme el cheque por concepto de propiedad intelectual por esta reflexión tan idiota.
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