Tuesday, February 27, 2007

Consejos Comunales: alternativa contra el delito.

Un lugar común que se usa permanentemente por estos bares, está referido a la costumbre que tienen nuestros gobernantes de robarse los fondos públicos. Posiblemente sea parte de un síndrome que se activa cuando por efectos vinculados a la capacidad (o al azar) accedemos a un cargo que tiene dentro de sus competencias el firmar cheques. Particularmente me sentiría atraído a sufragar algunas necesidades personales, si estuviese ante el disgusto de trabajar supuestamente para los demás. Pienso que, aparte de lo sabroso que podría ser el gastar dinero que no es de uno, la afección se sufre por las licencias que otorgan la falta de control dentro de la estructura macrocefálica del estado, en donde los que nos dirigen hacen tal sacrificio (desgraciados) que bien merecen la pena hacerse ricos sin gloria. Sin duda es algo que todos queremos, que nos permite soñar con salir de abajo, si y solo si hacemos méritos para que nos den el fulano cargo. Al llegar (lo digo por ser testigo del ingreso de conocidos en rangos medios) un enjambre de asesores invadirán nuestros días para ofrecernos la mejor forma de ¨robar sin que lo sepan¨. Colocarán a nuestro servicio una serie de caras invisibles que nos cuidarán y a su vez reportarán nuestros pasos al señor que en el escalafón de corrupción ocupa el cargo inmediatamente superior, por eso quien quiere portarse con honor termina guisado. Salidas hay, colectivizar el manejo de los recursos puede ser una, pero para eso se deben instaurar mecanismos de control eficaces con la finalidad de evitar al Cacique que distribuye, rango ganado gracias a que en apariencia él tiene la cualidad, ligada al descrédito, de hablar con el supremo. Por eso, y gracias a una conversación que tuve con quien está participando en unas jornadas que pretenden la formación de consejos comunales, me atrevo a comentar que la robazón en la quinta republica se verá reducida, porque los vecinos se están organizando para ejecutar los recursos públicos, sin afiliación política, y animándose a participar en una iniciativa que al parecer acabará con los caciques. Sin duda es una alternativa con fallas estructurales, ya que aún se encuentra muy politizada y sufre el atajo de hablar en demasía de quien goza con el culto a su personalidad, pero, debemos entender que estamos ante una realidad que necesita del concurso de todos, sobre todo porque los recursos regionales se destinaran, en teoría, directamente en las comunidades, cuyos representantes deben vigilar para que en la práctica no se pierdan en verbenas idiotas. Aunque a mi me gustan las fiestas.

Tuesday, February 20, 2007

Cuando bebas, no manejes:

Una irresponsabilidad publicitaria ha desbordado los espacios públicos pretendiendo establecer una visión difusa y benévola sobre las consecuencias de caerse a palos sin misericordia y luego tomar el volante. La campaña nos muestra a unas beldades angelicales, junto a unos seres que procuran una masculinidad que le es ajena (discúlpame Huascar), y que, teóricamente, envían un mensaje que busca un imposible; tomar con moderación. El problema con la campaña, que seguramente se basa en restricciones que impone una ley que concentra la necesidad de dibujar las maldades de beber cuando se es chofer, cuya lógica debe imponerse, es que enfoca una realidad que acaba con la vida de miles de personas alrededor del mundo, de una manera extraordinariamente estúpida. Lo digo porque en estos bares mi presencia consecuente me hace un experto en esas lides, por tanto, debo denunciar la campaña (una vaguedad que debe ser sancionada), ya que la misma, como está concebida, no va a lograr nunca concientizar a los animales que piensan que el alcohol potencia los sentidos y los reflejos al manejar. Para ofrecer opciones con visión creativa y siguiendo el consejo de mi amigo Henry Galdo, quien me ha explicado que en materia de publicidad no hay nada como ser directo, propongo que se cambie la imagen que se proyecta y se sustituya por seres reales, que con su vida errática ofrezcan la certeza que manejar bajo los efectos del alcohol puede y produce accidentes con víctimas fatales. En primer lugar sugiero que los ángeles se sustituyan por demonios rojos (sin alusiones revolucionarias) y sus protagonistas sean los siguientes: Antonio Bieliukas Díaz, quien al manejar presenta dificultades motoras y de distracción que atentan contra sujetos que creen que las vías expresas son para competir sin meta definida. Para tranquilidad de mis pocos lectores puedo comentar que no soy un chofer habitual. Quino: quien tiene una extraordinaria capacidad para beber sin moderación y que sufre alteraciones nerviosas cuando se habla del proceso revolucionario. Víctor: quien simplemente no debe beber algo diferente a un par de copas de vino tinto; y por último, el gran Otaiza, responsable de la muerte de inocentes y que por los efectos ya mencionados sufre la paranoia de ser víctima eterna de atentados imperiales. Les aseguro que no hay nada como enfrentar las dificultades con un poco de verdad. En segundo lugar recomiendo que se utilicen las imágenes de los accidentes en etiquetas fijadas en las botellas y así las palabras sobrarían. De esta manera (o de cualquier otra concebida con seriedad), podríamos sincerarnos ante un problema innegable, que cada día destruye ilusiones de miles de jóvenes (y no tanto) que ven truncado su futuro por irresponsables chóferes bebedores.

Tuesday, February 13, 2007

El camino del norte:

Hace poco fui a la presentación de un libro en donde pude observar en primera fila al señor Horacio Vázquez-Rial, quien atiende a la palabra con mimos indecibles para producir una historia cuyo relato deja pendiente otra, de vida quizás, y al señor encargado de presentar el libro, quien partiendo con timidez se atrevió a llamar a la responsable de su migración como ¨psicopata asesina¨. Sin ánimos de desdecir una verdad histórica sobre la Argentina, y reconociendo que la presentación debe ser publicada para resaltar su valía (que se pierde al ser leída con vergüenza) debo ratificar lo que ya en otras oportunidades he comentado, sobre la necesidad de callarnos, de dejar que el silencio retome los espacios robados por quienes a punta de conveniencias maltratan a la palabra para alertarnos sobre la nada y así nunca entender lo que pasa a nuestro alrededor. El escritor, con todas las condecoraciones de guerra sobre su cuerpo adolorido, luego de pedir permiso para sentarse y así escuchar al tímido introductor, se permitió mirar a todos lados y a ninguna parte para descubrir si el fulano bautizo llegaría a puerto seguro. Concluidos los actos preliminares, finalmente pudimos escuchar las palabras de la persona que nos habló sobre el camino del norte. Entre espacios que pretendían ubicarse dentro de la novela, nos ofreció un resumen de lamentos que nos llevó a pasear por la iniciativa Casa de las Américas y del suicidio de su promotora, quien impulsó los primeros pasos hacia una integración cultural latinoamericana que tenía la bondad de reducir la influencia de la madre patria. Se justificó ante nosotros sobre su afiliación al partido comunista, con la razón por delante al hablar que el motivo principal de su enamoramiento fue el esfuerzo de alfabetizar en Cuba a quienes por virtud de su trabajo ya sabían leer. Particularmente, no había visto en directo a un escritor amante de la palabra, que al avanzar en su vida y en su obra logra desarticular la influencia subjetiva en el texto (uso caprichoso de la gramática) logrando que el relato se presente como posible aunque irreal, por virtud que el personaje principal está muerto desde hace mas de veinte y cinco años. Con esta alternativa, el señor afectado por miles de cigarrillos consumidos que le roban el aire, nos lleva por medio de simplezas a recorrer una historia que intenta dibujar que el camino de la redención del hombre no se puede medir en segundos o en miles de años, porque los cambios que se han manifestado dejan una carga de víctimas que nos recuerdan que el sacrificio es algo que siempre se debe ofrecer para conquistar terrenos en donde la humanidad siembra sus desechos. Al parecer, si no se hace así, la mano divina que todo lo puede nos mandará nuestro respectivo cacique, para que junto con el azar, las víctimas sean impuestas para cancelar el sacrificio que no glorifica a nadie. La sorpresa de la noche se presentó ante la inquietud del escritor de saber si alguien compraría su obra durante el evento. La respuesta merece ser contada ya que mi esposa compró el ejemplar ante sus ojos y gracias al ¿Por qué?, la simpleza tomó la voz con un – porque usted le ganó a mi esposo en el concurso ¨La Otra Orilla¨. Al leer los primeros capítulos de la obra, debo reconocer que fue en buena lid.

Wednesday, February 07, 2007

La letra obliga:

No pensaba que la urgencia de respuestas pudiera derivar en adicción, pero hay seres que mueren esperando. Según cuentan los que vivieron épocas pasadas, era común que las cartas que se enviaban no tuviesen respuesta, sobre todo cuando de amores imposibles se trataba. Pero era un mecanismo valido para liberar con la pluma a una serie de sentimientos represados, sin importar que al expresarse vivieran la fatalidad de reposar con sus restos arrugados en el bote de basura y por tanto, nadie los leyera. Muchas veces el correo no cumplía su labor, y su incapacidad era tomada como si se tratase de la esperanza condensada, que permitía suspirar con un – no llegó - a corazones en pena. La historia refleja que en tiempos de la segunda guerra mundial, el sistema de correos implementado por los americanos tenía el mismo rango en importancia que descifrar códigos enemigos, por eso las familias se enteraban por cartas, que muchas veces llegaban cuando el remitente había muerto, que la guerra era la madre de todas las estupideces pero el deber se cumplía por amor a la patria. En estos tiempos modernos, la mayoría de los medios de comunicación que cuentan con un espejo en internet, tienen dentro de su ambiente secciones que permiten el supuesto contacto con quienes se encargan de redactar o al menos incorporar contenidos pero, en una practica que padece la misma censura que el medio originario, se impide que la libre expresión de las ideas se cuele dentro del grupo de opiniones o informaciones que se divulgan, la mas de la veces siguiendo una línea editorial que falsea la realidad, como si eso fuese posible. La critica la escribo no para evitar la posible adicción que se que muchos padecen al esperar respuestas ¨en linea¨ que nunca llegan, el motivo es absolutamente constructivo y busca alertar sobre esfuerzos que se pierden por falta de atención, por desprecio a los remitentes y que en tiempos en donde la palabra escrita sufre la humillación de llegar siempre de ultima con relación a las imágenes, quienes alimentan los medios y a la vez padecen la perdida de importancia de su trabajo por falta de publico deben por fuerza contestar a las comunicaciones que se envían, así sea con un – gracias, pero no estamos interesados- y así reivindicarnos todos. Además, la letra obliga.

Tuesday, February 06, 2007

¿Cambiar de modelo para avanzar? Si.

Por más que le doy vueltas a la cabeza no entiendo ¿por que se debe cambiar el modelo de producción para obtener una justa distribución de la riqueza? Sobre todo porque en este país el tamaño de la economía lo define el rédito que produce el vender petróleo y algunos derivados en el exterior y el efecto que produce al comenzar la centrífuga del ingreso del dinero, las importaciones descomunales y la eficiencia en el cobro de impuestos. Por eso, cambiar el modelo económico que impulsa en exclusiva el gobierno, que a su vez percibe de manera directa o indirecta toda la masa monetaria que gira por estos bares, no parece ser sino parte de una perorata revolucionaria que busca sembrar, aparte del culto a la personalidad, la certeza que debemos agradecer lo que dios y el proyecto bolivariano nos da. Lo que parece es lo que siempre se supo, que los ingresos que percibimos y que son superiores a cualquier país de la región, no alcanzan para considerarnos solventes y que el único rico es el estado y no el país y mucho menos la nación. Por eso el intento gubernamental de socializar a la pasividad fracasa al imponer con palabras altisonantes la idea de conformarnos con ser seres superiores (bolivarianos) sin ninguna necesidad de ir mas allá de saber leer y escribir, de cantar el himno aún vigente y de cultivar en la niñez desprotegida la certeza que el futuro será mejor aunque inalcanzable. Pero si revisamos sin pasiones algunas resultas del gobierno, quien avanza sin consenso, podemos observar una mejoría real en la calidad de vida de todos, incluso de quienes atemorizados por la supuesta cubanización de la sociedad obtienen beneficios en vivienda, en salud o en pensiones del seguro social que antes eran materialmente imposibles. Y es que parece que en el gobierno conviven dos o más alas que no se ponen de acuerdo para volar, que no coordinan el movimiento para producir el despegue pero, que avanzan al forzar la estructura que no cuenta con la otra y que produce elevaciones con caídas estrepitosas. Y voy a evitar el tema del aprovechamiento de fondos públicos, porque aquí todos esperamos que se nos de o que se nos ponga donde hay para obtener lo que supuestamente nos corresponde, lo que hablo es de la ineficiencia del ala doctrinaria, que impone el miedo, que nunca llega a nada al cambiar el norte cada domingo, que se encarga de reclutar a la parte cívica en los desfiles, que hoy habla de círculos, mañana de cooperativas y pasado de unidades de producción social formadas por miembros de círculos, de cooperativas, de lanceros, de consejos comunales, del partido de gobierno, que si ha ver vamos son los mismos gatos pero con quince carnets cada uno; y la otra ala, la eficiente, que entiende el proyecto socialista (tipo Brasil o Chile) como el método para imponer por la paz el modelo que en el mundo reivindica al ser humano pero, que como no tienen otra opción, se portan como gerentes de alta calificación, acompañados de expertos muy bien remunerados que consiguen con su caminar que los recursos de todos sean colectados para que se pierdan en la tiranía del desorden que busca igualarnos. Por eso, aparte de la pregunta que corona esta incoherencia y que no puedo responder en profundidad, debemos comenzar a definir con claridad que parte se puede salvar del proceso que vivimos, que conquistas debemos reivindicar a futuro pero ahora, porque sin duda esos avances merecen la pena de sufrir la solidaridad y el concurso de quienes se oponen a la revolución, para que de la mano de los sujetos que han impuesto los cambios, comencemos a resolver los problemas de salud, vivienda, seguridad y principalmente en educación para domar la incertidumbre del futuro con un presente que sea de todos. Entonces, la respuesta es porque si.