Thursday, February 14, 2008

Barrio afuera:

La principal crítica que recibió el envío masivo de personal médico y paramédico desde Cuba hacia Venezuela, para participar en el programa ¨Barrio Adentro¨, fue la debilidad académica en la formación de los antillanos, a quienes el imaginario popular (opositor) calificó, mas que auxiliares de salud, como agentes extranjeros de un gobierno forajido. Pues, ni lo uno ni lo otro y para continuar con cierta coherencia me permito de seguidas explicar las razones. El personal que se envía a ¨terceros paises¨ (calificación del U.S. Department Homeland Security para cubanos que no estén ni en Cuba ni en Estados Unidos) para atender la deficiencia en materia de salud en lugares pobres como Bolivia, Nicaragua y Venezuela, con el requisito previo de afiliación ideológica y el consecuente intercambio por insumos necesarios en el país proveedor de recursos humanos (Petróleo, Carne, lácteos, etc., a Fidel no lo matan con hojas de Coca) tiene una calificación para atender males del cuerpo, tan bien vista, que con solo dirigirse al consulado americano del país en donde prestan sus servicios y llenar las formas DS-156, DS-157 o DS-158, obtienen, en tiempo breve, el permiso migratorio para entrar en Estados Unidos legalmente (con familia incluida). Ahora bien, aparte del problema ético (y moral) que se deriva de la oferta, en donde los afectados son los países que reciben el servicio y las consideraciones estúpidas (presidenciales) sobre la postura imperial de los americanos, que a la callada destruyen a sociedades en donde la democracia tipo Burger King no se ejerce, vale la pena comentar la actitud del personal médico que se ha beneficiado del programa, para quienes la sociedad venezolana es de lo más sabrosa y los intentos por ¨ideologizarlos¨ fracasan miserablemente porque ¨los venezolanos no tienen nada pero tienen libertad¨. Tan sabroso se vive (según los cubanos) que su llegada a los barrios no trajo mayor problema y su integración al día a día fue tan noble que, al expresar el interés de migrar al norte para aprovecharse del programa, la solidaridad de los lugareños fue tal que permitió el trámite, la deserción de la ¨misión bolivariana¨ , la facilidad de esconderse dentro de hogares en el mismo barrio hasta la entrega del documento por parte de la embajada y en algunos casos, incluso se organizaron colectas para sufragar los gastos del pasaje, con fiesta de despedida incluida. Lo que se pretende desde Estados Unidos es simplemente joder el parque, dañar a quienes no están con ellos y aprovecharse de personal que llega a ¨la orilla¨ con ganas de trabajar, integrándose a una comunidad de inmigrantes con una fortaleza espectacular (deciden elecciones), además, su interés en materia de salud va mas allá de atender al cuerpo de los gringos, también pretenden darle sustento al espíritu porque dentro de los elegibles igualmente se encuentran los entrenadores deportivos, formados en el pedazo de tierra rodeado por todas partes por el ¨mar de la felicidad¨. Mientras tanto, ante la desarticulación de Barrio Adentro (por esta y otras razones), que considero como el mejor ¨peor es nada¨ del mundo, los muchachos bolivarianos se dedican a matarse unos a otros buscando que el dedo principal los apunte al cuaderno electoral en nuestra particular carrera de perros.

Tuesday, February 05, 2008

Pacto Renovado.

Jardines de Guacuco, domingo 3 de febrero, 9 a.m. Marie descorchó la botella de vino y se sirvió, Ricardo se excusó argumentando ratón moral por haber perdido 3 palos la noche anterior y el Flaco pidió un trago doble para matar el ratón moral por haber perdido 3 palos la noche anterior. El encuentro tenía como finalidad intentar abortar la renovación del pacto, por 3 años más, que obligaba brindarle a Antonio todo lo que consumiese en dicho lapso, como había pasado desde el inicio de los tiempos. Los tres sabían que la salida estaba en convencer a los encargados de ¨El Sol¨ que le pagasen por sus artículos, ya que, si el infeliz podía cancelar sus tragos, podían romper la promesa. La señora bajó las escaleras con el seño fruncido, está vez no podía reclamarle al Marie por beber desde temprano y para distraer su molestia se ofreció llamar a su padre, para que este se comunicara con el Gobernador y así interceder para lograr algo a favor del desgraciado. Casa de la Gobernación, domingo 3 de febrero, 9,01 a.m. El gobernador consumía lentamente un habano, salpicado de miel y ron, cuando recibió una llamada que no esperaba. En la otra línea se encontraba el Dr., quien a regañadientes le hacía un favor a su hija. Luego de unos segundos de saludos mutuos (respetuosos y distantes) la respuesta dejó helada a la Restinga, - Lo siento amigo, pero no voy a pedirle a Dany nada que no tenga relación con las elecciones de este año. Jardines de Guacuco, domingo 3 de febrero, 10,30 a.m. La gentil señora se había unido al grupo (ella sin beber) atormentada por la negativa del Gobernador de intervenir por el mal amigo, quien ella supo desde siempre que no servía para nada. Los compañeros decidieron destapar ahora una botella de Limoncello para así renovar los votos ante la certeza que el pendejo ese nunca iba a tener un trabajo remunerado. El flaco, para colmo de males, expuso la petición de Antonio que le otorgaran un préstamo en especie, para reponer el vacío que dejaron las fiestas navideñas en el gabinete de su cocina y de esa manera hacerse de un tri-pack de Escoses, que tanta falta le hace. Marie, visiblemente molesto y luego de ser el voto negativo en la renovación del pacto (el mismo fue aprobado por mayoría simple) entregó un billete falso de cien. Ricardo, quien para ese momento ya tomaba con furia, entregó una ficha rosada del extinto Lagunamar. El flaco, como siempre, se hizo el loco ante la burla monetaria y se dispuso (previo servicio de un trago triple en vaso plástico) a comprar el tri-pack, con la esperanza de beberse media botella luego de entregada la comisión. Mientras tanto, cómodamente instalado bebiendo una taza de café arábico, Antonio recibía una llamada, que podría ser de ¨El Sol¨ y que no atendió, por la certeza que la balanza se inclinaría hacía los tres litros de Etiqueta. La mente de nuestro héroe navegaba en un mar de reflexiones que servirían para construir su artículo semanal y como eran pensamientos serios, no había posibilidad de hablar sobre el 4 de febrero.