Tuesday, October 30, 2007

Miguel, la CEV y yo:

Cuando los hombres superiores se ocupan de atender asuntos mundanos, producen documentos extraordinariamente vacíos de esencia que hacen imposible que nosotros los comunes y corrientes entendamos sus resultas. Un ejemplo claro de lo anterior, puede verificarse cuando Escarrá (el menor) le da por explicar en términos sencillos el porque apoya al proceso bolivariano, en la columna que ¨El Mundo¨ le asigna semanalmente, y el resultado no es mas que una incongruencia de palabras mal hilvanadas que pretenden asociarse en lisonjas que mal hablan de la preparación académica del personaje, y que conste que he sido testigo de sus conferencias en la Universidad Católica Andrés Bello y puedo asegurar que el sujeto es brillante. Otro caso puede verse en el documento que produjo la conferencia episcopal venezolana, analizando, con rayos y centellas, la propuesta de reforma constitucional, bajo una visión seria aunque llena lugares comunes contra el socialismo y su ejecución en otras sociedades. Pero el caso que quiero comentar es el de un escrito de un viejo conocido, quien hace como ciento cuarenta años intentó enseñarme las bondades del trabajo social y que lamentablemente, por lo superfluo que soy, no caló en mi forma de ser desordenada. Estoy hablando de Miguel Matos, hombre cabal por esos días y estoy seguro que por estos también. Para comenzar debo referir que el documento que nos atañe (el de Miguel) se produjo en respuesta al que difundió la CEV y del cual he podido sustraer dos coincidencias en la manera como veo el bamboleo de los muchachos bolivarianos en el poder. La primera tiene que ver con que, en esta tierra de gracia, muchas son las tropelías que se han cometido contra el país por parte de la clase política amparándose en la ¨hipócrita y engañosa formalidad democrática", lo que me lleva a reconocer que, con su miles de fallas, el proceso que se vive es ¨la única apuesta contundente, bienintencionada y radical que se ha hecho en Venezuela por los más abandonados, marginados y expoliados del país¨. Pero la afirmación anterior deviene en un hecho sumamente grave, ya que al hablar de intereses superiores para la humanidad, sujetos bienintencionados como Miguel (aunque en su texto podemos encontrar la típica autocrítica guevariana) se convierten en tontos útiles cuando justifican que para que otros lleguen al cielo se deben tolerar faltas (generalmente contra el tesoro público) porque la ubicación territorial de la tierra prometida en Venezuela bien vale el esfuerzo. La inocencia del amigo, sumada a su trayectoria social le permiten asegurar que la cúpula de la iglesia se encuentra alejada de la feligresía, pero los estatutos de la CEV indican que el comportamiento de los Obispos es considerado una nueva forma de apostolado ¨convenientemente acomodado a las circunstancias de tiempo y lugar¨ . Política pura, pues, y de este lado del reino de Dios vivimos días de exclusión, de violencia y sectarismo y la respuesta de los actores en este juego de poder es corretear con gasolina en pleno incendio. Por supuesto, todo artículo que apoya al rey debe por fuerza alabar el control sobre su reinado, y aquí el amigo no escapa de alabar al señor (obviando jalabolerías), atreviéndose a concluir que ¨mientras más agresivas y poderosas son las amenazas, más necesarias son las medidas que protejan el proceso, que aseguren continuidad de lo comenzado, que fortalezcan la unidireccionalidad de la estrategia y configuren una inevitable y hoy necesaria concentración del liderazgo¨. El segundo punto en que coincido plenamente con Miguel, es el dudar que los sacerdotes sean hombres de dios (químicamente puros) y más aún que hablen por Él.

Tuesday, October 23, 2007

El baterista enmascarado:

Uno de los oficios más extraños, que otorga a quien lo ejerce el beneficio de estar en una escala superior al del resto de los mortales, es el de ¨ingeniero de sonido¨. Extraño, porque es un trabajo al que se llega sin preparación académica y que mezcla las bondades de ser un músico frustrado, que odia a los cantantes, pero debe trabajar para ellos. Generalmente son sujetos que padecen enfermedades que afectan su capacidad auditiva pero, gracias a esa deficiencia, ¨oyen todo perfecto¨ dentro del espectro espacial que da su arrogancia. Dicha perfección dura poco y el sonido amplificado se ajusta al gusto de la otra parte de la humanidad a medida que los músicos y los cantantes, durante el show, le hacen miles de muecas indicándole al custodio de la piedra filosofal sónica que su trabajo, como siempre, no sirve para nada. Aunque pensé que la vida me brindaría la dicha de alejarme de ese circuito, por razones vinculadas al amor debí volver a sufrir la certeza de un evento musical que arrancó con las deficiencias antedichas, en donde se presentaba ¨El Baterista Enmascarado¨. Estuve orbitando por horas, evitando ingresar en el submundo de lo que sucede tras escenario, hasta que no tuve mas remedio que salvar la distancia para saludar a algunos conocidos, quienes hacen vida lanzándose a los leones de manera voluntaria para ofrecernos su talento al armonizar sonidos que calman las ansias que produce lo ¨que pasa allá afuera¨. Lamentablemente y por mi tendencia de aprovechar mi posición de príncipe consorte, no me acostumbro a que me traten con descortesía los sujetos que nada tienen que ver con producir música y que se llaman a si mismos ¨organizadores¨, calificativo por cierto que contradice el desastre que representa el saber que a minutos del comienzo del show nada se encuentra en su punto. Pero eso no tiene importancia, al salir la banda y bajar las luces la hipnosis colectiva se apodera de la sala y el entuerto se desenreda por obra y gracia de los protagonistas, quienes invadidos por el aura de hacer lo que saben, nos llevan a recorrer el camino de la humanidad a través del mas antiguo imposible, dominar al sonido para restringirlo a lo que se dibuja en un pentagrama. La música generalmente se interrumpe por anécdotas que tratan de incorporar al público a la magia musical, las mas de las veces sin mayor argumento y que sirven para que el ¨ingeniero¨ mueva sus botoncitos hasta colocarlos al nivel requerido y así, entre palabras, la presencia de cada instrumento adquiere el justo espacio en la armonía y las voces se escuchan con nitidez, las últimas tres canciones. Por cierto, los músicos no son gente, al menos no como el resto de los mortales, pero nosotros, el público, toleramos sus desvaríos para escucharlos hacer magia, incluso cuando intentan esconderse bajo una gorra (con pretensiones de mascara) para tocar un instrumento para el que tienen calificación y que por razones de mercadeo no lo ejecutan ¨porque eso no vende discos¨. Por eso, en el evento en cuestión dejamos que el baterista se creyera enmascarado y nadie lo perturbó pidiéndole que cantara canciones de su autoría, como lo haría cualquier admirador de Frank Quintero.

Tuesday, October 16, 2007

El agua para los patos y para las ranas:

Siempre he tenido la impresión que por estos bares es más importante el parecer ocupado, cuando se está en horas de trabajo, que producir resultados concretos. Pero existen lugares dominados, en apariencia, por una monarquía borbónica (en términos reales) en donde el ocio tiene su espacio y es respetado con veneración como si se tratase del cuerpo de Cristo. El ocio bien entendido, que permite hablar mal de todo lo bueno y que congestiona taguaras que se cansan de servir cerveza, desperdiciando en el ejercicio un porcentaje que suena a pecado, es parte de una conducta de países avanzados en donde los próceres toman sus ratos libres a la luz de todos nosotros, amen. Que yo sepa (y sé poco) nuestro soldado principal nunca toma vacaciones, su habito hacia el trabajo es parte de un complejo que sufren quienes quieren cambiar la historia a punta de insomnios sin sentido. Sin profundizar en un detalle que no me interesa, las pocas veces que he visto el aló, aparte de darme mucha risa la seriedad que se esgrime (el sujeto tiene con que) llega un momento en que se rompe la barrera de la resistencia humana y el sumo sacerdote comienza a hablar dormido de sus sueños particulares en Macondo. Pero ¿Por qué no descansar? Nadie sabe, quizás sea parte de un tinglado que nos vende la imagen del padre que se trasnocha por sus hijos, aunque sabemos que cuando se tiene al destino entre las manos la familia pierde sentido o al menos pasa a grados inferiores. Pero, en una estancia en Madrid (para los lugareños el nombre de la ciudad termina en Z) me puso a pensar que no era necesario escapar de reuniones estériles con la excusa de continuar el trabajo en un lugar distante, basta comentar que es tiempo de una ¨cañita¨ para así darle salud al cuerpo maltrecho atendiendo al alma, que bastante le viene en falta. Interrumpir la jornada para una siesta, para un almuerzo en familia o para (y aquí impongo mi negativa por lo limitado de la ingesta) beberse una copa de vino entre conocidos, ha producido en lugares como España una integración imposible entre factores que luchan a muerte por obtener un país que ya tienen. La ceremonia es muy sabrosa, máximo dos copas acompañadas de tapas (pasapalos) que ahuyentan el hambre y que permiten dinamizar la economía al ser ocupados hasta los teque-teques todos los bebederos de una ciudad muy animada y señorial. Las canciones que copan las estancias hablan del desprestigio que produce el beber agua, líquido destinado en exclusiva para los patos y para las ranas, aunque para preservar el hígado se debe pasar por el mal rato con mucha frecuencia y en grandes cantidades. Pero, como no hay tierra como mi llano, quiero proponer, o mas bien exigir, que se deje de atacar a personas que toman el almuerzo como una antesala al fin de semana (siempre y cuando se respete el límite de dos copas) y que a la vuelta su aliento no despierte amonestaciones por parte del encargado de recursos humanos, ya que lo que nos reivindica como genero es la capacidad de convertir a los ratos de ocio en libertad en grado absoluto. Ya verán que al aplicar lo antedicho la incoherencia de reforma constitucional pierde sustancia y su capacidad para generar histeria colectiva se verá mermada porque todos estaremos en el bar, brindando por la bueno de la vida, que como sabemos no se hace esperar.