Tuesday, November 28, 2006

El domingo el bien y el mal descansan:

Existen sujetos que consideran que lo que está en juego el próximo domingo es el futuro, como si nosotros los venezolanos fuésemos capaces de cambiar las reglas del tiempo y hacer que el mismo se detenga o continué a nuestra real gana. Para quienes tienen la mente embotada de temor ante el posible cambio radical de las formas como el estado ve al mercado, les comento que voten para evitar que la revolución, con su particular sentido práctico, interrumpa la malcriadez de importar todo lo que consumimos, a precios que hacen sospechar jugosas comisiones, porque la cruel realidad nos indica que los rojos están desarrollando el socialismo en Brasil, Uruguay y Argentina, mas por darle una lección a Fedecamaras (por el paro absurdo) que por solidaridad con los desposeídos. Para quienes ven en Manuelito la figura visible de un plan fraguado en el anillo E del Pentágono, para permitir que el gocho nos dirija nuevamente (esta vez a distancia) siguiendo las pautas erráticas de los Halcones artífices de la guerra de Irak, pues salgan a votar por el amor en tiempos de cólera. La oferta electoral no da para mucho, salvo polarizar extremos que se repelen mas por tener la misma carga magnética que por ofrecer salidas viables a una crisis de la cual todos tenemos nuestro grano depositado en una montaña de basura que nos bloquea los sentidos. Si observamos con detalle y sin volumen la actuación de ambos candidatos, vemos la mano blanca del pasado haciendo de las suyas para engrasar una maquinaria cuyo fin único es movilizar votantes a las urnas o al matadero (que suena mejor). Ahora bien, ¿por que con todos los supuestos recursos que tenemos somos incapaces de vivir en armonía en esta tierra de gracia? La respuesta por simple hace inútil cualquier reflexión con ánimos de profundidad, porque en este país estamos nosotros los venezolanos, seres extraños de un planeta que se extingue, incapaces de resistir la tentación de atajos imaginarios que siempre alargan el camino, pero que gracias a la cerveza y a la gasolina barata se hace manejable. Y por extraños tenemos una capacidad para soñar de una manera cuya infinitud en otras sociedades se considera pecado. Por eso me sorprendo cuando se nos quiere atar de manos para encajonarnos en doctrinas ajenas que buscan imponer un criterio de solidaridad que tenemos desde siempre, por eso las batallas políticas solo existen en la mente afiebrada de pensadores con problemas de gramática, porque los políticos de oficio lo que quieren es parte de la torta que se reparte a espaldas de la mayoría, distraída como está en recoger juguetes baratos que brotan de la piñata petrolera. El 3 de diciembre es una fecha para la paz, para hacer hallacas antes durante o después de votar, para aquellos que quieran hacerlo de manera voluntaria y para quienes ven en el acto la continuación de la nada, pues, que limpien las hojas, que en mi caso es un castigo benévolo para seres como yo, que esperan las doce para ingerir la primera de las frías. Salud señores y disfruten del acto que hace democracia sin mirar para los lados, porque el domingo nuestro señor y su archienemigo descansan. Gloria a Dios.

Thursday, November 23, 2006

Al bajar las aguas:

Dejando de lado la posibilidad incierta, al menos a corto plazo, que por efecto del sufragio nos conviertan a la fuerza, en un país ¨comunista¨, es bueno reflexionar sobre la valoración del proceso Bolivariano y su visión de sociedad, que gracias a un discurso interminable, personalista, anecdótico, seudo histórico e histriónico, pocos o mas bien nadie conoce sus alcances, por lo que se han producido interpretaciones acomodaticias, construidas con pasión y con ausencia de ideas, para con eso combatir o apoyar lo que en esencia desconocemos. Los aportes seriamente documentados y muy bien vendidos del Profesor Garrido, nos llevan a sopesar una parte del tránsito de los próceres del proceso, que si bien observamos sus andanzas, tampoco aportan nada a la valoración antedicha porque parte de la conducta visible de los actores políticos es su extraordinaria tendencia a mutar y a repetir. Y no se trata de defender lo que por falta de intelectualidad no ha podido ser condensado en una tesis simple y bien construida sobre lo que debería ser el ¨socialismo del siglo XXI¨, porque cuando se llega a una de las orillas, luego de un esfuerzo descomunal para intentar producir una conclusión, como aquella que establecía que el debate doctrinario debía por fuerza comenzar con los aportes ideológicos del texto constitucional, se produce la banalización del contenido con la torpeza de intentar cambiar el texto para reducir o aumentar la permanencia del funcionario público por excelencia. Pero si de detalles se trata, se puede establecer que los avances visibles de la revolución -que tienen aplicación práctica real- se construyeron a fuerza de dejar de lado al ¨consenso¨, pero otorgando prebendas a los factores de poder, negociadas con frialdad para lograr beneficios impensados en tiempo de la cuarta república, como es el caso de la tasa social para los créditos hipotecarios y el aumento de la cartera obligatoria que la banca debe colocar en el mercado, que junto a los recursos que aporta el estado para adquirir vivienda, benefician a una clase que reniega del proceso pero activa los mecanismo para disfrutar lo que se le sirve. Pero el costo material fue y es demasiado alto. La Banca se fortalece y controla la deuda pública interna y sede ante las pretensiones de aparente justicia social que promueve el gobierno, con la evidencia que lo hace con recursos de todos. La falta de consenso y la perspectiva que la revolución ¨debe¨ imponer el progreso, produjo el alter ego a la estructura formal de gobierno (travieso, permisivo, parrandero y botarata como todo hermano consentido), que pretende sustituir la atención de los ciudadanos con la maravilla propagandista que son las misiones, que sinceramente no entiendo como no provocaron una ola de solidaridad general, que ante las imposiciones de formalidad en la administración de recursos públicos y ante nuestra permanente emergencia, se implementaron con organizaciones paralelas, cuyos resultados aplaudo, aunque seguramente fueron paños calientes arrojados a una sociedad cansada de la tibieza. Y de organización, poco y caro. Ahora, ¿esta tendencia de gastos exagerados y pocos resultados puede ser revertida?, estoy seguro que sí y para muestra se pueden colocar sobre la mesa la terminación (casi) de la red metro de Caracas, del sistema ferroviario a los valles del Tuy y el segundo puente sobre el río Orinoco (etapas inauguradas obviando al pasado que las proyectó) , que pudieron mezclar sin traumas la ejecución de recursos, la cooperación internacional, el concurso de la banca, la capacitación de mano de obra, la intervención de cooperativas y la conclusión de la obra sin que para ello influyera para nada el pensamiento del Libertador. Desde mi punto de vista, sin que influya para nada el resultado de la elecciones, debemos hacer una valoración de los problemas que nos afectan como sociedad, descartando para realizar el trabajo a los sujetos que desde siempre se empeñan en agruparse para estafar a la verdad -que por cierto no existe- pero para tranquilidad pensamos que es una meta posible en nuestro caminar por esta vida de dos estaciones. El reto está en valorar a la revolución como obra ejecutada o en ejecución (sin tomar atajos), que no es otra cosa que evaluar a nuestros hermanos o a nosotros mismos, si situamos su actividad en este espacio que desde estos bares llamamos Venezuela. Es tiempo de hacerlo, ahora que posiblemente las aguas bajen.

Thursday, November 16, 2006

Del amor y otros demonios bondadosos:

Muchas leyendas se han tejido a costa del supuesto poderío del gobierno para incidir sobre los hechos que de manera independiente se empeñan en ocurrir y que al hermanarse día a día forman lo que se conoce con el nombre de vida. También se ha sembrado la idea que formamos dos grupos, incompatibles entre si, cuyo destino bíblico es el enfrentamiento hasta lograr que uno cualquiera desaparezca para beneficio de todos. De un lado, quienes nos mandan, intentan diseminar en el colectivo que le es afín la extraña idea que nuestro tránsito debe ser dedicado en forma exclusiva a defender intereses colectivos, los cuales por ser mal explicados se convierten en indefinidos, cambiantes y acomodaticios pero siempre están del lado del bien. La revolución bonita fomenta que la conducta debe estar ligada de manera impuesta a comportamientos que deben producir patria (no botar basura es hacer patria) pero a su vez debe prevenir el ataque de agentes externos que pretenden destruir lo que ha luces vista no se ha construido, por eso se presenta la dualidad del pacifismo armado. También reconoce sin tapujos y sin vergüenza su incapacidad de resolver problemas que nos azotan (delincuencia, salud, educación, vivienda, etc.) pero a su vez y dentro de una política construida para cazar bobos e iletrados (nosotros), advierte que todo es posible a futuro, siempre y cuando aceptemos que quien tiene en sus manos la piedra filosofal es el líder del proceso y por delegación divina sus apóstoles. Por insólito que parezca, la tesis propone que para resolver lo que nos afecta primero debemos cambiar el modelo mental que nos agrupa hasta hacernos socialistas pasivos, para luego, cuando estemos del lado del bien y de la verdad, empezar a recoger la basura y tratar seriamente los desechos para sacarla de nuestras narices. Lamentablemente parece que la revolución se pierde en espacios no conquistados por el hombre y sus resultas parecen mas que doctrinarias un entrenamiento canino. Por esa vía, incluso al vencer batallas imposibles, que en el camino permiten corrupción, ineficacia y vejación, el proceso no será más que una meta utópica pero extraordinariamente cara, que solo es posible por la maldición de contar con recursos naturales que se comercializan principalmente con el enemigo. Pero del otro lado la situación no mejora, las contradicciones mediáticas nos llaman a votar – en medio de una trampa que no reconocerá el esfuerzo- para salvar un modo de vida que solo disfrutan pocos, que desprecia a los que menos tienen y que tiende trampas permanentes para difundir la idea que estamos ante el abismo, buscando exclusivamente aprovechar los réditos que da el mercadeo del miedo, que como ya he mencionado en otras ocasiones, por estos bares tiene compradores corporativos y poderosos. Ambos bandos, quienes nadan en mar ajeno, forman una minúscula parte de la sociedad, porque la afinidad que logran con las masas no da para disfrutar las bondades de tener una chequera en blanco, que permita cogerse al país como si se tratase de una tribu, porque, y eso se palpa en la calle, ahora lo que se quiere es lo de siempre (seguridad, PAZ y libertad) y se rechaza con vigor los atajos que nos comprimen ideológicamente. Por eso ante la alternativa que se nos presenta en las elecciones por venir, cuya participación es voluntaria, lo que debemos tener presente es que el resultado no nos favorecerá si no formamos ciudadanía que exija el cumplimiento de normas que están mas que consagradas en el texto constitucional, de lo contrario tendremos al amor y a la tarjetita negra (otro demonio bondadoso) formando gobierno para perpetuar la estafa que vivimos desde siempre, aunque espero que en libertad. Para concluir, manden al carajo a las maquinitas capta huellas, que solo sirven para justificar la riqueza que se traduce en vehículos alemanes lujosos.

Friday, November 10, 2006

La encuesta:

Debo hacer justicia y explicar de donde vienen mis escritos.
De ninguna parte.
Hace unas semanas comencé a enviar ciento diez palabras sin concurso entre ellas, sin signos de puntuación que las hermanaran y por supuesto sin ideas que las vincularan para convertirlas en reflexión. La gente del noticiero digital tienen como herramienta un programa avanzadísimo que permite ordenar las antedichas palabras hasta formar algo que a mi me ha dado por llamar ¨articulo semanal¨.
Hasta allí todo aparentaba calma en la orilla. El problema se presentó al establecer que el envío de las ciento diez palabras semanales comenzaron a parecer un trabajo, que por virtud de mi incapacidad y aprovechándolas como excusa, se convirtieron en lo único que hacía en el período, para tranquilidad de los míos y en beneficio de mi salud, ya que me alejaba por unas horas de mi ingreso al bar.
El detalle se presentó cuando en una clásica salida dominaba por el ego, se me ocurrió decir que los coordinadores de Noticiero Digital (en lo adelante ND) me pagarían por vaciar mis inquietudes ¿literarias? en razón que mis escritos eran visitados por un número importante de lectores, que por efectos del cariño empecé a llamarlos ¨mi público¨.
Y ¿a donde quiero llegar?, a ninguna parte otra vez, solo que ayer a mi mujer se le ocurrió la genialidad que con el supuesto dinero que me pagaría un tal ¨señor Roger¨ debía comprar una serie de objetos contenidos en una lista y que atenderían a cada una de las personas que padecen mi falta de interés por trabajar.
Para mi mujer una bolsa de pan, para mi hija una loción que la resguardara del sol y para mi, que bien merecido lo tenía, un par de cervecitas en el bar contiguo a la sede de ND, que por comodidad la ubiqué de manera imaginaria en la Avenida Francisco Solano de Sabana Grande, a dos cuadras de la salida del metro del mismo nombre.
Para salir del compromiso y perpetuar mi hombría laboral, llamé a mi amigo de siempre para que me prestara once mil Bolívares, que era la cantidad que había establecido en mi casa como pago por once artículos en ND.
Por supuesto mi amigo entendió el problema y como estaba buscando una excusa para beber un día de semana prohibido por su fe, llamó a su esposa y le comentó que no lo esperara despierta porque un amigo (que era yo) lo necesitaba para superar un trance de vida. Yo simplemente le dije a mi mujer que invitaría al flaco por vez primera, porque ¨cuando el dinero llega debe fluir¨.
Pactamos la cita para las 2 de la tarde.
Una hora antes, exactamente a la una y diez, me encontraba dispuesto a subir unas escaleras mecánicas que me llevarían sin esfuerzo del bulevar de Sabana Grande hasta la Solano, cuando sucedió algo inesperado.
Un sujeto con problemas motrices llamó mi atención y me pidió participar en una encuesta. Para evitar el trámite, fingí que tomaría otro camino y en un descuido del individuo retomé las escaleras corriendo como si de ello dependiera mi vida.
Al llegar a su final, una hembra de belleza salvaje y escote pronunciado me esperaba, y con voz achocolatada me llamó señor y me pidió que participara en la misma encuesta.
Al voltear la vista pude observar que el sujeto de abajo se sonreía, demostrando que sus problemas motrices eran fingidos y que su actuación era ubicar a incautos que irremediablemente accedieran a participar en el sondeo interminable, llevado a cabo por una señorita a quien era imposible decir no.
Para resumir un poco y guardar el disfrute visual para mi solito, el trámite debía cubrirse con respuestas que no permitían más salidas que ¨si, no, no sabe, no constesta¨
Utilizando la técnica de ND, de ordenar utilizando la frecuencia de los múltiplos del once, respondí una encuesta interminable y sin aparente sentido, que al concluirse debelaría a que candidato debía favorecer con mi voto, en unas elecciones en donde no pensaba participar.
Las preguntas eran tan alocadas que todo el tiempo planteaban una realidad de imposible percepción, porque los hechos siempre se presentaban como parte de en un futuro incierto. A manera de ejemplo, una de ellas bramaba algo así: ¿Si usted fuese buen mozo y tuviese pelo en la cabeza, favorecería que el comandante amor eliminara, por vía de decreto, a todas las palabras que terminan con S?
No sabe, no contesta- respondí.
Aparte de sembrar en mi mente la realidad de una estupidez galopante que me arropó por minutos, antes de terminar y ante el requisito que debía suscribir el resultado con mi huella dactilar, les solicité dinero para hacerlo.
A la dama no le quedó otro remedio que acceder a mi petición.
La venganza se consumó cuando el sujeto que comenzó la historia, con su discapacidad aparente, me entregó once mil Bolívares.
La dama me regaló un beso en el cachete -que en el recuento de los hechos en el bar del frente ubicaré en la boca- y me dio una gorra roja con un caballito blanco, que pinté de amarillo con un resaltador que llevaba la mujer como herramienta de trabajo.
Al preguntar sobre el resultado de la encuesta, la señorita me dijo que la misma favorecía al gobierno, sobre todo por las últimas once respuestas, que por ser su turno, fueron contestadas de forma irremediable con ¨No se, no contesta¨
Para concluir, la experiencia me permitió atestiguar que las encuestas existen, que las mismas vacían con certeza las preferencias de los encuestados, que resuelven problemas económicos, si se insiste en pedir contraprestación por las respuestas y sobre todo, que el dinero que obtuve por participar me permite soñar que tengo trabajo, ya que de ahora en adelante podré decir que ND me paga por participar en el foro como colaborador.
A mi hija no le llevé el protector solar, pero si le traje una gorra de Ferrari.

Friday, November 03, 2006

El petróleo y yo (el cargo doble):

Que conste que no fue algo que busqué, al menos no concientemente, pero pasó. Contra todo pronóstico e incluso sin tomar en cuenta mi falta de fe hacia la revolución bolivariana, la misma de manera caprichosa e impuesta puso sus ojos sobre este mortal.
Desde tiempos que se pierden por su distancia en el laberinto que forman las mentes de las personas que me soportan, siempre he encontrado la manera de excusarme ante mi falta de voluntad para enfrentar la vida seriamente, es por eso que ante la pregunta permanente de ¿si mañana tendría el ánimo suficiente para salir de mi ostracismo?, la respuesta que de manera automática presentaba cada vez, como buscando soledades, era que yo no soy adivino para saber lo que haría al día siguiente, pero por si acaso mi réplica alentaba esperanza alguna, me escudaba en el clásico –prefiero no hacerlo- que guía mi existencia.
Pero, cuando se es parte integrante de una barra, de algo hay que hablar. Desde hace un par de meses mis comentarios se basaban en la destreza que tenía como nadador de estilo libre y como aquí la ausencia de piscinas populares impedían que demostrase mis habilidades, me convertí en campeón en la categoría Master (o mayores de cincuenta años) en competencias que solo sucedían en mi mente saturada de cerveza que gracias a mi cualidad virtual no tenía que pagar.
En otras palabras me convertí en el héroe del patio.
La cosa se presentaba sin tropiezos hasta que un día un sujeto vestido de verde oliva, con limitaciones en el lenguaje, escuchó mis últimas hazañas fabuladas y decidió que por mi debilidad de espíritu era la ficha perfecta para ser captada a favor del proceso y así trabajar en favor de sumar a la causa al resto de los borrachos que acompañan mis días.
Para eso dirigió su voz marcial hacía el mesero y ordenó que, en nombre de la revolución, se sirviera una ronda interminable, al menos hasta agotarse la existencia, de escoses envasado en botellas de color ámbar que custodiaban una mezcla entre varios tipos de caldos, con la certeza que el menor tenía como mínimo 18 de años de envejecimiento en barrica de roble.
Al rato todos gritábamos vivas al comandante amor, a sus próceres, a las mujeres venezolanas, a la hermosa Mayre que ganó el Latin American Idol, a la trocha, hasta que el sujeto (quien se hacía llamar mi general) me propuso que representara a Venezuela en las competencias de Natación de Mayores, a celebrarse en China entre el 17 y el 26 de noviembre de este año, ya que y cito ¨necesitamos darle una lección al imperio¨ que luego del ridículo en la ONU todos estuvimos de acuerdo que había que hacer algo.
Y ese algo fue aceptado por mí.
Sin saber como, me gané la simpatía de una serie de sujetos, quienes hablaban como Fidel, pero sin el cultivo de la palabra que usa el comandante mayor y así fue como y para probar mis habilidades acuáticas, de pronto y sin vaselina me encontré con un traje de baño color vino tinto, que mal hablaba de mi hombría (por lo pequeña que la hacía ver), con un gorro rojo con un caballito blanco corriendo desbocado en el tope de mi cogote calvo y arropado, y enviando la visión de mi cuerpo informe a una serie de testigos entusiastas con su representante, pero que dudaban de mis resultas hídricas.
Y tuvieron razón, al lanzarme a la piscina con la resaca del día anterior (única posibilidad de realizar un trámite para el que no estaba capacitado) mi respuesta fue hundirme en las aguas que me abrazaron con amor y que me persuadieron que era posible que respirara bajo el agua.
Por supuesto casi muero.
Al ser rescatado por un equipo que tampoco sabía nadar y con una serie infinita de toallas que cubrían mi cuerpo, para ocultar lo que por fuerza y fealdad debía estar tapado, mi amigo el señor de verde oliva, sin estar disgustado, me interrogó sobre la locura de ofrecer mis servicios para algo que no estaba preparado y que incluso pudo terminar con mi existencia.
Como la pena no es mi fuerte, simplemente le contesté que para servir a la patria lo que cuenta es la voluntad y no la inteligencia.
Para cuidarse sobre el siguiente paso a seguir, fui examinado con detalle con una serie interminable de pruebas de agilidad mental, para ubicarme en donde podía ser útil al proceso, que repito no comparto sus avances porque no entiendo a donde nos llevan, si es que nos llevan, digo.
El resultado, al conocer el grado de idiotez que me consume y que por cierto no niego fue determinante para mi futuro, parece que al fin voy a comer caliente.
Recordando que los inobjetables logros deportivos de Cuba en juegos Olímpicos basan su éxito en evaluar seriamente a quienes mejor se pueden desempeñar en determinadas disciplinas, me permitió aceptar la verdad al ubicar la certeza que no soy nadie para cuestionar el método.
Mis limitaciones me ubican con posibilidades de ejercer un cargo doble, o dos cargos si hablamos con corrección, Presidente de PDVSA y Ministro de Energía y Petróleo.